Las conexiones y entrelazamientos representan hoy dos valiosas perspectivas historiográficas que permiten entender la inserción de la isla de Santo Domingo en los procesos históricos del Caribe y en las narrativas de la historia global. Una nueva perspectiva que, primero, debiera descentrar la mirada de la vetusta historiografía nacional y examinar las dimensiones globales de los procesos históricos a través de las conexiones con otras islas y los territorios continentales, y segundo, insertar las nuevas interpretaciones en los debates actuales sobre la historia global para aportar ideas con valor desde un país que se considera marginal y periférico.

Echamos de menos, en la historiografía dominicana de siglo XIX y XX, en primer lugar, una nueva representación histórica que no nos deje persistentemente fuera de los grandes proyectos editoriales de historia del continente, donde ocupamos líneas marginales que reiteran los mismos tópicos históricos apegados al positivismo nacionalista, o en el mejor de los casos, a un materialismo histórico rebasado. En segundo, los trabajos históricos sobre la isla en este periodo, adoptaron marcos de análisis locales y regionales, o, en el mejor de los casos, nacionales, que no nos ayudan mucho a entender el mundo actual.

En este contexto, y tal vez como aporte a esta reflexión semanal, y dada la necesidad urgente que tiene el país de renovar su relato histórico y los procesos de enseñanza del mismo, me atrevo a plantear modestamente una de las mayores discusiones historiográficas actuales, y que con nuestras columnas hemos venido introduciendo desde hace algún tiempo, dándole valor a los estudios del Caribe para explicar nuestra pertenencia a una región mayor.

En este marco, en las últimas décadas, los estudios de las redes son una innovación, aunque se encuentren dispersos entre un amplio y diverso panorama temático. Se trata de una perspectiva que junta a los grupos humanos y a las identidades en movimientos en los diferentes puntos del planeta, y en una región como la nuestra, donde los procesos migratorios fueron tan determinantes, obviar esta metodología no parece apropiado.

Como sostiene la historiadora Ana Crespo Solana, las teorías de las redes del mundo global han sido explicadas detalladamente en la historia económica y apuntan en el mundo del comercio, por ejemplo, a los espacios informales de producción, comercio e intercambio, y no menos a las reproducciones sociales. Estas redes auto organizadas, en su definición antropológica y socioeconómica, conformadas por agentes de diversas características socio políticas y socio profesionales, configuraron conexiones de larga distancia que promovieron la búsqueda de mecanismos para solucionar problemas como la falta de información de los mercados sobre productos, rutas y confianza entre socios e informantes. Dichas conexiones funcionaron por encima de las entidades estatales y de hecho organizaron el espacio Atlántico en la era moderna y el Pacifico en la contemporánea.

Estos estudios muestran cómo los agentes sociales interactúan creando, y no al revés, nuevos marcos institucionales, jurídicos y políticos, en contextos de reciprocidad social. Las redes son fácilmente visibles en la documentación histórica, aunque es necesario planear conexiones entre archivos históricos, algo cada vez fácil con los procesos de digitalización actuales.

Es necesario entender que no son estáticas y pasan por diferentes etapas experimentando transformaciones y cambios. Debemos considerar que las redes llegaron a convertirse en la cara visible de las instituciones sociales, pero al tiempo, se conformaron redes invisibles por agentes surgidos de espacios marginales que con su actuar cambiaron los escenarios políticos y económicos.

El marco teórico metodológico de los estudios de redes fue iniciado por especialistas de la Historia Atlántica, como Frederick Mauro y Phillip Curtin, que abrieron las perspectivas de las diásporas mercantiles. Como concepto, la red social surge como representación y medida de relaciones y flujos entre personas, grupos y organizaciones; las conexiones tienen importancia para el individuo y el sistema en su totalidad. En el mundo social, esta aplicación deriva de la comprensión del mundo pequeño, según la teoría matemática de Watts y Strogaz, adoptada por la escuela sociológica de Harvard en los años 80 del pasado siglo. Teoría social que permite un modelado sofisticado y realista de las estructuras de las redes para explicar la conducta social humana, introduciendo, gracias a la tecnología, técnicas de visualización y análisis de datos.

Por lo tanto, la aplicación de la Social Network Analysis permitió, por una parte, una mayor influencia en la historia de los avances de disciplinas como la Sociología, la Psicología Social, la Antropología o las Ciencias de la información Geográfica; y, por otra, pensar a la Historia y la Arqueología como disciplinas aplicadas en el campo de las Ciencias Sociales que consideran las redes como constituyentes de datos relacionales, definidos como un conjunto de entidades con relaciones e interacciones de ellos. Aunque no podemos olvidar que, si bien, la investigación cuantitativa es muy poderosa, la cualitativa es la que nos permitirá ver la manera en que operan las redes.

La historia global potenció, aún más, el método científico de la historia gracias a la incorporación de la tecnología. Ello nos permite entender los procesos históricos de una manera más amplia de la que los estrechos márgenes de estado nación ha construido, con relatos históricos llenos de héroes, mitos fundacionales y aburridas fechas que ayudaron a crear la comunidad imaginada nacional, pero que hicieron perder a los jóvenes cualquier interés por el pasado. Por último, para cerrar esta sugerencia teórica y científica de la construcción de una historia abierta, útil y significativa, cabe decir que la sociología histórica ve la red social como la esencia misma de la estructura social, de los estados y naciones a niveles micro y macro. ¿Será posible construir otro relato histórico donde nos queramos un poquito y nos demos algo de valor?

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