Descubrir la infertilidad supone para muchas parejas un duelo emocional, en el que atraviesan tristeza, soledad, frustración, culpa e, incluso, envidia

Cada 4 de junio, la Organización Mundial de la Salud llama la atención sobre las causas de la infertilidad, que puede afectar tanto a hombres como mujeres por motivos muy diversos pero cuyo mayor factor de riesgo es la edad de la mujer, que limita las posibilidades de lograr un embarazo tanto de forma natural como con tratamiento de reproducción asistida.

En este sentido, Antonio Urries, presidente del instituto de investigación ASEBIR (sede en España) recuerda que “desde el punto de vista biológico, lo ideal para poder lograr un embarazo sano y en el momento deseado es hacer coincidir la edad de maternidad con el momento más fértil para las mujeres, que se sitúa entre los 20 y los 30 años”.

Sin embargo, las circunstancias personales, económicas y sociales han provocado un retraso en la edad de maternidad y, por tanto, aumento en los problemas de fertilidad.

Cuando descubres la infertilidad

La infertilidad conlleva atravesar un duelo emocional en el que tienen cabida sentimientos como la ira, la envidia, la culpa , la frustración…

Por otra parte, la relación de pareja puede verse afectada, produciéndose momentos de distanciamiento o malestar si no hay tolerancia ante las diferencias de opinión, la comunicación no es fluida o alguno de los miembros de la pareja no recibe suficiente apoyo emocional.

Las relaciones sociales y familiares también pueden verse alteradas debido en parte a la necesidad de la pareja de evitar situaciones dolorosas como el estar con familias con niños o con mujeres embarazadas y a la falta de empatía que perciben del entorno.

Así lo apuntan las investigadoras Sara Rujas Bracamonte y Mercedes Martínez Marcos en un artículo publicado en la Revista Española de Salud Pública.

En su investigación, aluden a diferentes estudios en los que se muestra como la infertilidad produce una crisis psicológica que puede afectar a distintas áreas de la vida.

La infertilidad puede dañar la autoestima, y tanto mujeres como hombres pueden llegar a sentir hostilidad hacia sus cuerpos, percibiéndolos como “inadecuados” e incapaces de otorgar un hijo o hija a sus parejas.

Desde el punto de vista emocional, supone pérdidas para cada miembro de la pareja: pérdida de la posibilidad de lograr un embarazo, pérdida de continuidad genética, pérdida del control sobre sus vidas.
Estas pérdidas no afectan de la misma forma al hombre y a la mujer, debido a que el hombre biológicamente no se embaraza y a la presión social ejercida sobre la mujer.

En el estudio llevado a cabo por las citadas investigadores se concluye que la recepción del diagnóstico provoca un duelo vinculado a múltiples pérdidas.

Y son la pérdida del proyecto de vida normalizado por la sociedad y la pérdida de la capacidad reproductiva natural, las más acusadas por las mujeres.

Y uno de los aspectos más difíciles de sobrellevar por las mujeres con infertilidad es la dificultad de vivir permanentemente con los sentimientos de envidia y frustración cuando descubren el embarazo de otras mujeres o cuando están en presencia de los niños o niñas de otras parejas, sentimientos que pueden favorecer procesos de aislamiento.

“En nuestro trabajo también se pone de manifiesto que las mujeres a menudo sufren también aislamiento por parte del “mundo fértil” (familiares y amigas embarazadas o que han sido madres recientemente) debido a la falta de empatía, estos resultados están en consonancia con lo reflejado en otros estudios”, refieren Sara Rujas Bracamonte y Mercedes Martínez Marcos.

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