La pérdida del olfato es uno de los síntomas que presentan las personas afectadas por el virus que ocasiona la COVID-19

La falta del olfato, conocida como Anosmia o su disminución (hiposmia) puede afectar la calidad de vida de las personas, al punto que algunos caen en depresión.

Entre las consecuencias figura la pérdida del apetito, alto riesgo de intoxicación por no reconocer alimentos en mal estado, hasta carencia del sentido del disfrute de la vida.

Para saber el funcionamiento del sentido del olfato, cuya carencia se incluye entre los síntomas del COVID-19 y qué tan grave resulta su deterioro, si su falta es irreversible o no, hemos entrevistado al doctor José De Jesús De Jesús, otorrinolaringólogo.

¿Cómo funciona el sentido del olfato?
La olfacción se inicia cuando las partículas de olor en el flujo de aire nasal llegan al epitelio olfatorio e interactúan con proteínas receptoras de olores; lo que desencadena impulsos que llegan a la corteza cerebral donde son procesados hasta producir la sensación olfatoria. Existe también, aunque menos conocida, la olfacción retronasal donde el estímulo olfatorio o partículas de olor alcanzan la mucosa olfatoria desde la cavidad oral a través de las coanas y que juega un rol en la percepción de los sabores.

¿Qué tan grave resulta su deterioro?
La alteración olfatoria puede ir desde la disminución de la intensidad en la percepción de los olores que se conoce como hiposmia, hasta la pérdida completa de la capacidad de detectar olores llamada anosmia. Existen también las disosmias, alteraciones del olfato que no son cuantitativas, sino que alteran la calidad de la percepción olfatoria y que van desde percibir un olor por otro (parosmia) hasta la percepción de olores cuando no hay un estímulo olfatorio evidente o que los
demás no pueden percibir (fantosmia).

¿Qué evidencia hay de que el sentido del gusto y del olfato sea uno de los síntomas del COVID-19?
La disfunción olfatoria, tanto la Anosmia como la hiposmia, tienen una alta prevalencia (60-70 %) en pacientes con Síndrome Respiratorio Agudo 2 (SARS-CoV-2). La afectación de la olfacción no fue reportada como un síntoma en los brotes recientes de SARS-Co V y MERS-Co V. La importancia de la relación entre SARS-Co V-2 y las alteraciones del olfato en estos pacientes radica en dos puntos: 1- aparentemente los casos de COVID-19 donde se presenta anosmia o hiposmia pueden ser mas agresivos; sobre todo en casos de pacientes en edad avanzada y 2- el reconocimiento temprano de este síntoma, que puede estar presente en pacientes con COVID-19 sin otros síntomas ni inflamación nasales significativa es de utilidad para el aislamiento temprano de posibles contagios.

¿Se recupera a capacidad completa?
Lo más importante a la hora de plantearnos cómo manejar un caso de anosmia o hiposmia va a depender de la causa que produce la alteración. La mayoría de los casos son debidos a inflamación viral y son por tanto autolimitadas, otras causas son sinusitis agudas o crónicas, rinitis de diversas etiologías, efecto secundario de quimioterapia o terapia inmunológica, traumatismos craneoencefálicos, tumores intracraneales, neoplasias nasales, exposición crónica a irritantes químicos, etapas tempranas de la enfermedad de Párkinson, etc.

En términos generales, se puede decir que en muchos casos vamos a poder restaurar en buena medida la función olfatoria, pero en otros casos la ayuda va a ser solo modesta, aún con tratamientos de larga duración.

En el caso particular de la anosmia e hiposmia asociada al SARS Co V 2, necesitamos más estudios y tiempo para poder conocer la evolución de estos casos, pero se sabe de pacientes que han recuperado de manera espontánea y completa la olfacción.

¿En ocasiones esa falta del olfato podría ser irreversible?
Lamentablemente en muchos es irreversible. Existe la rehabilitación olfatoria que se usa en pacientes en los que se ha logrado poca o ninguna mejoría olfativa.

¿Esa pérdida del olfato puede ser indicativo de un trastorno transitorio o puede significar el deterioro de la capacidad para oler?
Como se menciona arriba algunos casos son transitorios, como los resultados de la gripe común. En los de tumores o neoplasias, que son raros, vemos un deterioro progresivo de la capacidad olfatoria.

¿Cómo podría afectar la vida de las personas?
La pérdida (anosmia) o disminución (hiposmia) del olfato afecta la calidad de vida de pacientes de manera importante:

-Pérdida del apetito.
-Cambios en sus hábitos alimenticios.
-Dificultad para cocinar.
-Refieren mucha presión en cuanto a su higiene al no poder sentirse seguros de su olor personal y/o su pareja. Depresión.
-Inseguridad por su incapacidad de detectar el olor a humo en caso de incendio.
-Peligro de explosión al no poder reconocer el olor a gas.
-Alto riesgo de intoxicación por no reconocer alimentos en mal estado o a los que son alérgicos.
-Hay una carencia del sentido del disfrute de la vida.

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