Esta técnica, que marcó tendencia en décadas pasadas, se reinventa con nuevos materiales, texturas y diseños
Hubo un tiempo en que el papel pintado fue desterrado de los hogares por considerarse pasado de moda, complicado de instalar y difícil de mantener. Pero como toda gran tendencia, ha regresado, y lo ha hecho con fuerza. Hoy, el papel pintado no solo es moderno, sino que se ha convertido en una herramienta fundamental para diseñadores y amantes de la decoración que buscan originalidad.
Ahora, en lugar de empapelar toda una habitación, se utiliza estratégicamente para crear una pared. Esta técnica, cada vez más popular, permite jugar con volúmenes, texturas y estilos sin saturar el ambiente.
Los motivos florales han evolucionado para adquirir un aire contemporáneo y elegante. También dominan los paisajes exóticos, que transportan a otros lugares, y las texturas que imitan materiales naturales, como la piedra o la madera, aportando sofisticación sin necesidad de obras costosas.
Lejos de los patrones de los años 80 que muchos recuerdan en casas de abuelos, el papel pintado actual ha adoptado una nueva identidad. Es lavable, fácil de colocar y accesible, lo que lo convierte en una alternativa práctica y atractiva frente a la pintura tradicional.
Además, los avances tecnológicos en impresión permiten una calidad visual impresionante, con acabados que juegan con la luz y la profundidad.
Este regreso también ha abierto la puerta a la personalización y la expresión artística. Es posible encontrar diseños que van desde formas geométricas hasta paisajes serenos y abstractos, permitiendo a cada persona reflejar su estilo y romper con los esquemas convencionales.
El papel pintado no solo decora; transforma espacios. Añade dimensión, puede hacer que una habitación pequeña parezca más amplia y que un salón monótono se convierta en una galería visual. Y, sobre todo, inspira a crear, a explorar más allá de lo ordinario y a darle a cada rincón del hogar una identidad única.