Hablar de Juan Evangelista Rodríguez Pillier (Iván Rodríguez), desde su personalidad, su amistad hasta su trayectoria de lucha por la democracia, la libertad y la soberanía de los pueblos, especialmente del pueblo dominicano, es adentrarse por un camino de esfuerzos, sacrificios, sombras y luces. En esta batalla, desde mi participación, aún muy joven en los espacios estudiantiles, sociales y políticos revolucionarios, tuve el honor de compartir diversas experiencias de lucha en procura de la construcción de la unidad de la izquierda dominicana.

A Iván lo conocí en los años 70 y de manera más cercana a partir de 1978 cuando salimos de la cárcel por la amnistía promulgada por el entonces presidente Antonio Guzmán Fernández, cumpliendo con una oferta de campaña. En esa época comenzamos a construir la unidad de la izquierda dominicana, en su primer intento con Izquierda Unida (IU), continuando con lo que fue la fusión unitaria del Movimiento por el Socialismo (MPS) y el Partido Comunista Dominicano (PCD) que formaban la Unidad Socialista, para dar paso al Frente de Izquierda Dominicano (FID).

Iván era de la delegación de línea roja, posteriormente Partido de los Trabajadores Dominicano (PTD) y en todo ese proceso de construcción de la unidad de la izquierda tuvimos una convivencia casi cotidiana, lo que me permitió conocerlo de manera muy cercana, de igual forma a su esposa doña Miriam, a sus hijos Junior, Jorgito e Ivania. Tengo dos amigos con el nombre Iván Rodríguez, el compañero de Villa Francisca, sector donde nací y me crié, hoy un prominente economista y dilecto amigo, y el otro Iván, al que dedico este artículo, al que diferenciaba desde aquella época hasta el día de hoy, como Iván el de Miriam.

Fruto de estas vivencias, en la organización que me honro presidir, el Movimiento Izquierda Unida, MIU, siempre hemos guardado un sitial de admiración y respeto a este querido compañero del alma y de armas, como consideramos a todos los camaradas del movimiento revolucionario dominicano, en el marco del nacionalismo y el internacionalismo. Para mí, Iván Rodríguez es un titán revolucionario, un luchador incansable, ejemplo de generaciones.

No pude asistir a la presentación de su libro que recoge su experiencia social, política y familiar, porque me encontraba fuera del país, pero mi amigo tocayo de Iván, contertulio de Villa Francisca, me narró lo que a continuación comparto.

El homenaje a Iván Rodríguez Pillier

El pasado viernes 1 de septiembre a las 5 de la tarde, una cantidad significativa de hombres y mujeres, todos con una trayectoria pura y leal a los principios revolucionarios, con décadas sin doblarse ante sus ideales, se congregó en el Colegio Médico Dominicano a, puestos de pies, tributar un merecido homenaje a la larga vida de Iván Rodríguez Pillier, quien asistió enhiesto como un pino, a recibir este homenaje con la humildad y la alegría que siempre ha marcado su vida al servicio de las mejores y patrióticas causas revolucionarias.

En ese gran homenaje hicieron uso de la palabra hombre y mujeres que han trillado el camino revolucionario con Ivan. Narciso Isa Conde, pronunció palabras emotivas, salidas del corazón, que describieron la entrega de Iván a la lucha por un mejor país. Manuel Salazar, expresó cómo la vida de Ivan impactó en la formación y entrega política de una generación de combatientes por los principios revolucionarios.

El Dr. Fulgencio Severino, Coordinador Nacional del Movimiento Patria para Todos, alabó el historial de Iván Rodríguez y su influencia en la vida de cientos de hombre y mujeres a mantener siempre en alto los principios revolucionarios. Fidelio Despradel, compañero desde la formación del 14 de Junio de Ivan, hizo un excelente resumen del libro memoria de éste, resaltando su participación en la lucha antitrujillista en su pueblo natal, La Romana, desde muy joven, así como su participación en el frente guerrillero La Berenda, en las montañas de esa gran región de la República Dominicana, así como su protagonismo en la formación del Movimiento Político -marxista leninista- Línea Roja del 14 de junio. También resaltaron calidades de Iván el Dr. Roberto Payano, coordinador de la Campaña de Solidaridad con Cuba y un poeta boricua que declamó poema sobre el homenajeado.

Al final la abnegada y siempre fiel esposa y compañera de toda vida de Iván Rodríguez Pillier, doña Miriam, dio las gracias por tan hermoso homenaje, señalando detalles importantes de los momentos en que ambos fueron injustamente apresados en la Provincia de Nagua en el año 1970, y las vicisitudes y sufrimientos que tuvieron que soportar durante más de tres años en las cárceles y ergástulas del régimen balaguerista, en Salcedo, San Francisco y Nagua. Fue muy justo de parte de Doña Miriam reconocer al líder revolucionario, ido a destiempo, Ramón Almánzar, en la iniciativa de que Iván Rodríguez escribiera sus memorias para las nuevas generaciones como un gran legado en honor a la patria y a quienes han caído en la defensa de sus ideales y principios.

Iván Rodríguez Pillier llegó al homenaje en su honor acompañado de sus hijos, nietos y su compañera por más de 60 años, Doña Miriam Rodríguez. Fue notoria la asistencia de destacados intelectuales, entre éstos, exrectores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

De mi parte, al conocer esta narrativa del amigo Iván, me dispuse a conseguir el libro, obsequio que de inmediato recibí de parte del camarada secretario general del Partido Comunista del Trabajo (PCT), Manuel Salazar, y puedo dar testimonio, después de hojear el contenido de una sacrificada y fructífera trayectoria de vida en una obra de 289 páginas, que Iván Rodríguez aporta con estas vivencias descritas una gran enseñanza, motivación y ejemplo de que el verdadero revolucionario se forja sembrando raíces donde las circunstancias lo coloquen.

Desde su niñez, nacido en Mata Chalupa, Higüey, en 1938, único varón de cinco hijos procreados del matrimonio de un campesino de origen puertorriqueño, don Francisco Rodríguez Medina con la señora Juana Pillier, sus padres, sembró en la familia, la lucha social, política, laboral, revolucionaria e internacionalista, los frutos que hoy por sí hablan de él en sus testimonios. Interesantes lecciones para las presentes y nuevas generaciones.

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