¿Cuáles son las causas del autismo? Se pegunta la Organización Mundial de la Salud (OMS) y responde: “La evidencia científica disponible parece indicar que existen diversos factores, tanto genéticos como ambientales, que contribuyen a la aparición de trastornos del espectro autista, influyendo en las primeras fases del desarrollo del cerebro”.

La OMS también se pregunta: “¿A qué edad se puede reconocer el autismo en los niños?” Responde: “Detectar un trastorno del espectro autista es difícil durante los primeros 12 meses de vida, pero generalmente es posible establecer un diagnóstico antes de que el niño cumpla los dos años. Son signos tempranos característicos del retraso en el desarrollo de las aptitudes lingüísticas y sociales, o su involución temporal, así como la aparición de determinadas conductas estereotipadas y repetitivas”.

(2016). Son muchas las preguntas que se hacen los padres. Un grave error es obligar al niño a contrariar su naturaleza, para que “se comporte como todos” los demás niños. Definitivamente, el Estado debe crear “Estancias infantiles neuropedagógicas” para la educación inicial, y especializar un número menor de ellas para niños con esta condición. El dato dado por la OMS es que para 2022 por cada 100 niños uno nace autista.

La Neurociencia no ha podido comprobar que el autismo sea una enfermedad, a lo sumo lo define como un trastorno, espectro, aunque investigadores más cuidadosos lo han calificado como una condición. Dimitry Velmeshev (Postdoctoral Scholar, University of California, San Francisco, junio 2019). Dice: “…aún no hemos logrado comprender en toda su extensión cómo se desarrolla el autismo y cómo altera las funciones cerebrales”.

Agrega: “El ADN y el ARN, dos tipos de moléculas relacionadas entre sí, están compuestas por secuencias de tan sólo cuatro elementos básicos y sirven para que la célula guarde información. El ADN almacena la información hereditaria a largo plazo, mientras que el ARN almacena datos recientes que indican el nivel de actividad de un gen y qué cantidad de una proteína determinada debe desarrollar una célula”.

Explica: “En cuanto al cerebro, los científicos pueden medir el ARN de las células individuales, identificar el tipo de célula cerebral de que se trata y analizar los procesos que tienen lugar dentro de ella (la transmisión sináptica, por ejemplo). Al comparar los análisis de ARN de las células cerebrales de personas que no han sido diagnosticadas con ninguna enfermedad cerebral, con aquellos realizados con pacientes con autismo, los investigadores podemos averiguar qué procesos son diferentes y en qué células ocurren”.

Agrega: “…encontramos que algunas neuronas, concretamente las neuronas corticales (las encargadas de posibilitar el intercambio de información entre las diferentes regiones de la corteza) poseen una cantidad insólita de proteínas codificadoras del ARN en la sinapsis (los puntos de contacto entre neuronas en los que las señales son transmitidas de una célula nerviosa a otra). Estos cambios fueron detectados en regiones fundamentales para el desarrollo de las funciones cognitivas de orden superior, como las interacciones sociales”.

Falta investigación para determinar las causas del autismo. Lo que sí se ha establecido es esto: “…los niños con autismo muestran una activación diferente y una disminución en la conectividad entre distintas áreas”. (Ídem). Esta afirmación pone en manos de los educadores el tratamiento del tema. La activación en áreas específicas, los concentra para desarrollarse hasta la genialidad.

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