En el artículo anterior, iniciamos una reseña del documento “APRENDER para hacer realidad la promesa de la educación”, publicado por el Grupo Banco Mundial. En esta ocasión, resumimos y comentamos las tres dimensiones de lo que el informe denomina “crisis del aprendizaje”. La primera dimensión demuestra que los resultados de aprendizaje de los países de ingreso bajo y medio, son pocos satisfactorios; la segunda, refiere cómo las escuelas les están fallando a los estudiantes; la tercera, cómo los sistemas educativos les están fallando a las escuelas. Es un entramado político, económico, técnico y sociocultural que no permite aprendizajes significativos a nuestros niños, y mantiene a una franja importante de ciudadanos sumidos en la pobreza y la exclusión.

En el informe después que se demuestra esta realidad, se presentan propuestas esperanzadoras referenciando experiencias de relativo éxito en otros sistemas que se comprometieron de manera muy seria con su proceso de reforma, logrando aprendizajes significativos. Aunque trasladar modelos de otros contextos no es siempre positivo, pueden tomarse como referentes para impulsar nuestras propias reformas.

Asimismo, el documento hace recomendaciones puntuales de cara a hacer realidad la promesa de la educación detallando tres medidas políticas. La primera, “Aprender más sobre el nivel de aprendizaje para que su mejora sea un objetivo formal y medible”, se enfoca en la utilidad de medir eficiente y continuamente el aprendizaje para poder ir orientando el proceso de manera más certera, considerando importantes tanto las evaluaciones nacionales como las evaluaciones internacionales. La segunda recomendación motiva a “Basar el diseño de políticas en la evidencia para lograr que las escuelas estén al servicio del aprendizaje de todos los estudiantes”. Esto implica usar las experiencias y las buenas prácticas como insumo para la mejora, así como las innovaciones pedagógicas y las nuevas tecnologías para generar los cambios que se requieren hacia el logro del aprendizaje de los estudiantes. En esta última dimensión se destacan las investigaciones en torno al proceso eficaz de enseñanza aprendizaje desde la primera infancia. Finalmente, el documento promueve “Construir coaliciones y alinear a los actores para que todo el sistema favorezca el aprendizaje”. Se refiere básicamente a la necesidad de vencer los obstáculos políticos y técnicos que limitan los avances de un sistema educativo que en la mayoría de los países es complejo y alberga una diversidad de actores que no se ponen de acuerdo y no coherencian adecuadamente los esfuerzos hacia lo que debería ser su objetivo primordial, los aprendizajes.

Recomendamos la lectura del documento completo.

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