El hacinamiento en los centros carcelarios no es nada nuevo, pero por eso mismo merece que en algún momento comencemos a prestarle la debida atención, con soluciones viables y concretas. Ante la escasa atención de parte de las autoridades penitenciarias, la Defensoría Pública ha realizado una serie de trabajos sobre ese penoso flagelo, para fomentar conciencia e instar a buscar soluciones. Sin embargo, esa oficina no cuenta con los instrumentos jurídicos ni los medios materiales para que su valioso esfuerzo pueda traducirse en acciones. Se requiere que la Procuraduría General sea quien trate esta cuestión como amerita, hasta que se cree el propuesto Ministerio de Justicia.

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