Resulta infantil llegar a pensar que un código vial por su simple estructuración y enunciados puede resolver décadas de dejadez, incumplimiento y violaciones a las regulaciones de tránsito. Hay un generalizado desacato a las normas porque las autoridades no hacen lo que les corresponde. Los agentes de la Digesett se enfocan en poner multas ocasionalmente, pero excluyen a motoristas y otros “padres de familia” que en sus narices violan los semáforos en rojo y andan por túneles y elevados. Se ha normalizado también que los motores circulen con tres y más personas, incluso menores. Entonces, no es con ningún código sino con aplicación de la ley que esta locura puede enfrentarse.