A un suizo amigo mío que en el año 2010 visitó el país, Samaná le fascinó; pero lamentó los costosos peajes del trayecto Santo Domingo-Las Terrenas por Autopistas del Nordeste. Un recuerdo oportuno como ejemplo, a propósito del estrepitoso fracaso, supuestamente por “erróneo estudio de factibilidad”, significado en esa infraestructura, realizada mediante modalidad concesión vial por 30 años, y concebida como esperanza para impulsar turismo. Sin embargo, terminó desincentivándolo y provocando también una criminal sangría fiscal. El Estado ha pagado casi el doble (RD$27 mil millones) de lo que invirtió en la obra la firma colombiana concesionaria y tendría que continuar pagando hasta 2038 (RD$4 mil millones anuales), a menos que el presidente Luis Abinader consiga renegociar. ¡Cosa más grande, chico!

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