Disparidad entre nuestras ideas en cuanto a lo que deberíamos tener y lo que realmente tenemos o recibimos en una determina esfera: financiera, amorosa, laboral u otra, causa frustración. En el mejor de los casos la frustración provoca quejas; en el peor, amargura o depresión. Buena valoración de lo que tenemos, aún humilde o poco, y cesar la fijación sobre lo que no, combate este tipo de malestar. También, recuerdos positivos de antepasados. Evocar las penosas, dolorosas, vidas de mi extraordinaria y resiliente madre, y de mi inolvidable abuela “Nena”, su peculiar progenitora, siempre me inspira y alienta a aceptar los desafíos de la mía con reverencia y agradecimiento.

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