Las elecciones del año 2020 estuvieron marcadas por múltiples hechos, y uno de estos fue el debate que provocó la adopción de las primarias como método obligatorio de selección de los candidatos de los partidos para los distintos cargos electivos, a lo interno del entonces partido oficial PLD, puesto que la facción del pasado presidente de la República Danilo Medina entendía que debían realizarse de forma obligatoria, simultánea y con padrón abierto, y la del expresidente Leonel Fernández estaba en desacuerdo con esas características, así como a lo externo.

A pesar de toda la presión que se hizo y de las ríspidas discusiones en las que se hacía ver que la democracia dependía de la celebración de primarias obligatorias y simultáneas, y de que en respuesta a las críticas sobre los altos costos de su celebración se dijera que los partidos los cubrirían, finalmente la Ley 33-18 de Partidos Políticos fue aprobada con inclusión de las primarias como método de selección de candidatos, pero no de forma obligatoria, ni con padrón abierto, aunque sí simultáneas, y con la supervisión de la Junta Central Electoral (JCE), y se dispone en el artículo 45 que los partidos tienen derecho a elegir entre las modalidades de primarias, convenciones de delegados, de militantes, de dirigentes y encuestas, así como el tipo de padrón.

Muchos sospechábamos que detrás de la vehemencia con que los propulsores de la obligatoriedad de primarias abiertas y simultáneas, no estaba como decían, el interés de fortalecer la democracia a lo interno de los partidos, sino el interés de controlar la selección del candidato presidencial ante la intención de repostularse bajo esa organización política que tenía el pasado presidente Fernández, lo que quedó evidenciado después con lo acontecido respecto de los hechos denunciados en ocasión de estas, a pesar de la supervisión de la JCE, y del cuestionamiento del resultado de ellas, que finalmente formalizó la evidente división, y dio origen a un nuevo partido escindido de este.

Tampoco resultaron ciertas las afirmaciones de que los partidos cubrirían los costos de las primarias, y a pesar de que en el artículo 47 de la Ley 33-18 se establece que los recursos para organizar el proceso de las elecciones primarias de los partidos, serán deducidos del aporte económico que proporciona el Estado a las organizaciones políticas, previo acuerdo con estas, lo que no solamente no se hizo, sino que era imposible de llevar a cabo porque equivalía a destinar la totalidad de los fondos de la contribución económica a estos fines y ni así era suficiente.

Nos aproximamos a un nuevo proceso de elecciones, con algunos de los mismos actores pero con circunstancias bien distintas, y todo el interés que hubo en la aprobación de las primarias como método de selección obligatorio de candidatos por parte del PLD que hacía ver que o se hacían estas, o se caía la democracia, paradójicamente ha desparecido, pues para los próximos comicios su máximo organismo decidió escoger mediante encuestas sus candidatos a senadores, diputados, alcaldes y directores de distrito, y solo la escogencia de candidatos a regidores y vocales se hará por primarias semiabiertas.

Pero tampoco elegirá mediante primarias sus candidatos la Fuerza del Pueblo, partido que utilizará igualmente las encuestas y en algunos casos convenciones de delegados, y el único partido que utilizará primarias será el partido de gobierno el PRM, a nivel presidencial con padrón cerrado como lo hiciera en el 2020, y para la selección de candidatos a regidores y vocales, mientras que para los demás cargos electivos realizará encuestas, y solo en caso de que no quede claro el favorito o se produzcan empates se escogerán en primarias.

Esta es una prueba fehaciente de que las reglas no pueden dictarse por emotividades, intereses particulares y presiones, sino de forma racional, universal, sensata y justa. Lo que ayer se vendió como indispensable mañana sin el menor rubor se desprecia, a pesar de sus atributos, por eso debemos siempre rechazar los caprichos impuestos, los cuales si bien son siempre reprobables lo son aun más cuando el costo de estos lo asume un país completo.

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