El evangelio relata cómo un señor distribuyó cinco, dos y un talento entre tres encargados para que los multiplicaran, según sus capacidades. Cuando regresa, encuentra que el primero logró duplicarlos, al igual que el segundo; mientras que el tercero, por miedo a perderlo, enterró el suyo en la tierra, por lo que le fue retirado y entregado al que sí pudo fructificarlo. (Evangelio, Mt 25,14-30).

La sabia lectura bíblica muestra que quien ha recibido más posibilidades es el que debe aprovecharlas, repartirlas y expandirlas; que aquel que ha tenido el privilegio de una educación superior y una formación profesional cabal es al que debe exigírsele más porque, en la medida en que ha tenido acceso a mejores opciones, el retorno debe ser en mayor proporción. Que a quien creció en un entorno familiar sano con valores y principios no le luce ir contra las instrucciones que recibió y se espera de él seguir por el camino aprendido.

Un funcionario que ha tenido un desempeño correcto y honrado no debería ser felicitado porque lo que está haciendo no es más que devolver el privilegio de haber sido colocado por la sociedad en esa posición. Un voto favorable de un conglomerado no es un beneficio ni un motivo de orgullo, es un compromiso para no defraudar la fe depositada en quien ha sido elegido como líder, el cual debe comprender que el espacio concedido no puede desperdiciarlo porque es un préstamo de confianza, no una dádiva sin retorno.

Si celebramos el aumento de la participación femenina en las cámaras legislativas es para que se sienta la diferencia porque se promuevan proyectos que impulsen las diversas facetas de la mujer, no para que se utilice como plataforma para proyección personal. Si un grupo de ciudadanos ha decidido elegirlas, es porque entiende que los representarán dignamente. Los jóvenes son responsables de luchar por su generación, de ellos se espera energía, ánimo y creatividad para lograr grandes realizaciones, no en balde la naturaleza no les otorga tales facultades a los viejos.

Al que ha podido hacer estudios de postgrado, le toca retribuir esa ventaja y proyectar desde su experiencia lo que ha recibido con creces. Mientras más abundante la cosecha, mayor el nivel exigido a los frutos. Cuántos siervos inútiles gravitan en los lugares de trabajo que se ciñen en realizar lo estrictamente necesario, se resisten a prepararse, defienden solo la hora de salida de la jornada laboral o no toman iniciativas para no complicarse. A esos que ocultan su ingenio, limitan su potencial o desperdician oportunidades, no solo serán reprendidos como el encargado aquel, también descartados, porque siempre vendrán otros mejores.

Posted in Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas