Hay una función que tradicionalmente se ha asociado en el centro educativo a la disciplina o al “buen comportamiento” de los y las estudiantes. Se trata de la gestión, a cuyo frente se encuentra la figura principal del director o la directora. Mas, hay que enfocarse en lo central en la actualidad y es que aún con el mejor comportamiento o disciplina que se logre en el centro educativo si no hay aprendizaje esa función carece de sentido. Y es por lo tanto un serio problema de gerencia.
Los principios de la gerencia siguen siendo los mismos. Pero veamos cómo han de aplicarse al acto educativo para que éste tenga verdadero sentido.
Se considera que la gerencia implica las fases de planificación, organización, dirección y control a partir de determinados objetivos. Además de que se da en el marco de una estructura organizacional, procesos y recursos humanos. Todos esos aspectos gerenciales de la actividad educativa están normados por las leyes, decretos, ordenanzas y resoluciones liderados en la República Dominicana por la Ley de Educación 66-97 del 9 de abril de 1997.
Para una efectiva gerencia educativa se dispone además de lo que se llama currículo o, en síntesis, el contenido y el método que ha de fundamentar el aprendizaje, así como de los correspondientes materiales y/o medios didácticos. Junto a esos, las personas que han de participar en la conducción del proceso de aprendizaje que ya están debidamente empoderados mediante sus honorarios y otras condiciones de trabajo, tales como las garantías para un retiro digno. Se trata de las profesoras y profesores, quienes han de actuar en un ambiente adecuado con una apropiada infraestructura física, hoy en proceso de avance hacia sus mejores condiciones.
Lo anterior significa que en la República Dominicana la gerencia educativa dispone de facilidades apropiadas, y donde aún no es así se avanza aceleradamente con nuevas inauguraciones de edificios escolares. Es justo decirlo, pocas quejas hay al respecto.
De ahí que procede una profunda transformación de las funciones del director o la directora de los centros educativos para que asuman el liderazgo del proceso de aprendizaje como la más importante de sus funciones.
Hay que poner especial atención a la figura del director o la directora y promover cuantos cambios sean necesarios para que sus principales acciones se orienten hacia el aprendizaje significativo.
Director, directora, son más de 100 mil millones de pesos que el país invierte cada año en el sector público de la educación. Si como se afirma, para la mayoría de quienes van a la escuela no hay aprendizaje, es dinero perdido.