Se dirá que a Abel, alcalde de Santiago, deben servirle su comida aparte ya que no pasa una semana sin que inaugure alguna obra (canchas, parques, aceras…), amén de lo engalanada que mantiene la Ciudad Corazón; y le sobra tiempo para promoverse políticamente. Pero un caso digno “copiar” es el de Carolina Mejía, a la que también le sobra tiempo para activar en política, cuya gestión se caracteriza, entre muchas otras cosas, por concertar alianzas con el sector privado para impulsar su plan de obras. Al lado de espacios públicos recuperados y del remozamiento y construcción de parques y bulevares, hay nombres de bancos y de empresas, en un ejercicio inteligente. Dos ejemplos para mostrar que se puede ser buen munícipe y “politiquiar” por el país a la vez.

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