Argelis Roque Medina es uno de esos hombres de barrio que tienen la fuerza como modo operandi. Fue en ese temperamento que se apareció en la casa de Eremio Pérez Gómez, de 81 años, machete en mano, en persecución de la mujer con quien convivía, que es nieta de Eremio, que trató de evitar la agresión. Jamás pensó que el abusador le caería a machetazos. Le cercenó las manos, y también lo hirió en la cabeza. Sus familiares se querellaron, y sin embargo, la Policía no actúa. Tampoco el Ministerio Público se ha dejado sentir. Se supone que ante un hecho violento de esa naturaleza, la acción pública debió moverse. La gente no entiende la indiferencia.

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