Para la segunda vuelta en Brasil Lula lleva las de ganar, aunque así como la oportunidad que se le presenta ahora era impensable tres años atrás, no se puede cantar temprana victoria para el 30 de octubre. Alcanza su 48 %, eso sí, para conjeturar sobre las características de un nuevo gobierno suyo, sobreentendiendo además que si llega lo haría con sentido autocrítico para no repetir los errores de sus gobiernos en los que el PT, su partido, se transformó y perdió toda esencia, lo que explica bien Frei Betto: “Se volvió una formación especializada en su perpetuidad en el poder. Pasó de ser un proyecto para el país a un proyecto para el poder. Permanecer en el poder se convirtió en algo más importante que cambiar el país”.

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