Con todo y que el presidente Abinader pidió a su gente que no mire hacia atrás (ni para coger impulso), en dos ocasiones recientes ha hecho referencia hacia atrás. En su discurso del 16 de agosto en Santiago, mencionó seis veces a los señores del pasado en relación a algo que dejaron a medio talle o que hicieron mal, y el sábado pasado pidió que le cayera atrás, en desafío a la oposición política, el que quisiera ver obras realizadas o en ejecución. Una lectura desapasionada sugiere que el presidente siente que hay gente que está atrás, lejos o cerca, pero atrás, y aunque no se vea, está atrás. Estaría ahí esa gente, atrás, por lo que una miradita, aunque sea de soslayo y con disimulo, no estará de más.

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