Lo que ocurre con las persecuciones por corrupción administrativa no puede verse solo en la coyuntura del momento, cuando brotan los casos escandalosos de manejos dolosos por miles de millones de pesos del erario nacional. Ya vimos la Operación Antipulpo, que tiene encerrados a un grupo de personas que apenas hace 8 meses estaban en el poder, y otras que son investigadas y aún no llegan a término, que envuelven bienes millonarios en las empresas de distribución eléctrica. Una acción judicial de gran alcance que aparentemente sigue en sus inicios. Esto marcará un antes y un después. Ahora son estos, pero quienes gobiernan deben verse en el espejo. Es el abono al fin de la impunidad.

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