En este momento cuando campea la palabra reforma, fiscal o constitucional, y se habla de consenso y diálogo, hace falta un mediador, un interlocutor, un componedor que viabilice puntos de contacto en un escenario de muchos y diferentes intereses en juego. La ausencia de esa figura, tipo monseñor Núñez Collado, aunque sería mucho pedir, resulta un flanco débil de la sociedad dominicana actual, que carece de referentes sociales y que para mayores males aquellas contadas personas que pretenden colocarse por encima de las malquerencias grupales, son descalificadas y hasta ridiculizadas. Qué falta hace una conciencia crítica, ética, intransigente, aferrada a la verdad y a la justicia y que con su proceder no tema mover altares y que tampoco recule si tiene que contrariar las voces de la muchedumbre.