El gran estratega del quehacer danilista, que es obviamente Danilo Medina, quien todo lo ha trazado para la continuidad de su obra, obedecía a un propósito, desde aquellos días en que involucró a varios de sus parciales en la búsqueda de la candidatura por el PLD. La ley de partidos, con las primarias, obedecía al plan. La postergación de su definición sobre la reelección, hasta los días de los forcejeos por la reforma constitucional, estaba orientada al continuismo. Con tropiezos, finalmente escogió un precandidato entre los seis, mediante encuestas. Ayer salió al ruedo, levantó la mano a Gonzalo Castillo. Es una guerra total entre Danilo y Leonel Fernández. El domingo empieza otro capítulo de la historia…

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