A los nuevos gobernantes se otorga una gabela en sus primeros 100 días para asentarse y mostrar cómo aplicarán lo prometido. Incluso, a veces, se les da el chance del primer año, lo que no se estila para un segundo mandato consecutivo, como es el caso actual de República Dominicana. Más que gracia o venia, la oposición política, dice el “librito”, no debe dar oportunidad a que el “nuevo” gobierno, a sus anchas, construya el relato y siembre la sensación de que finalizó bien y arrancó mejor. Además de que en el caso dominicano, si es que se mantienen las mismas caras al frente de los ministerios y direcciones generales, sería un gobierno nuevo y viejo a la vez, por lo que a la oposición corresponde mandarle fuego de inmediato.