Todos los caminos conducían a la tormenta hacia el este. Todavía en la mañana se decía que entraría por La Altagracia, pero nos enteramos que fue por el sur, entre Haina y Palenque, cuando por el brisero y el torrencial aguacero se armó el “juidero”, lo que sorprendió a los capitaleños, entre ellos a empleados públicos que se les dijo que eso estaba lejísimo del Distrito Nacional. Con otros fenómenos ha sido así, dizque brincan o cambian de rumbo, pero si reaccionamos tarde es porque el país no tiene radares (Doppler) para el seguimiento y dispone de pocas estaciones automáticas. Qué vergüenza, con tanto dinero que se malgasta en este, mi país, tu país.

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