Aunque fue para descartarla que la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, generala Laura Richardson, habló de solución militar a la crisis en Venezuela, la sola mención eriza los pelos porque no conviene a los “americanos” iniciar otra guerra, esta vez en su patio trasero, que convertiría la región en un polvorín ya que, independientemente de Nicolás Maduro, en muchos pueblos habría una incontenible ebullición. Además, ¿se imaginan los que creen cadáver insepulto al presidente venezolano darle la oportunidad de entrar como mártir a la posteridad? Mejor es quedarse, y apoyar, que la señora generala abogue por una salida democrática en Venezuela que, como ella dice, se resolverá con transparencia publicando los resultados de los comicios, a partir de las Actas de Escrutinio como pruebas únicas y auténticas de las votaciones.

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