A Julio César Valentín, por el momento, no cabe nombrarlo tránsfuga porque no ha fijado nuevo domicilio partidario, por lo que quizá se han dicho e insinuado más cosas de la cuenta por su renuncia al PLD, hecho que no deja de ser contradictorio porque hasta hace pocas semanas era un puntal de la candidatura de Francisco Domínguez Brito y nunca dio señales de las diferencias ideológicas y de sus “convicciones progresistas” que hoy lo separan de compañeros que lo llevaron a ser diputado en tres períodos y senador en otros dos.

El PLD resultó el techo que cobijó a Valentín toda la vida, pero dice el vulgo que uno por su mejoría hasta su casa dejaría, aunque está por verse si quemó las naves por algo mejor.

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