Se puede apostar a que las reacciones a la rendición de cuentas del presidente Abinader serán las mismas, lo que dependerá solo de si se está en el Gobierno o en la oposición. Si el ritual variase, sería por tratarse de un año electoral y de un presidente que aspira seguir, por lo que habrá más aplausos y él no desperdiciará el escenario. Los opositores desempolvarán frases como “no llenó las expectativas”, “parece que vive en otro país”, “quedaron temas pendientes”, “fue un discurso reeleccionista”, y así sucesivamente. Los que están comiendo “con grasa” se desvivirán en loas y la estatura del presidente la pondrán al nivel de los padres de la patria. Empresarios y sociedad apelarán a su catálogo de consabidos clichés para ponerse, en eso nunca se equivocan, donde el capitán los vea.

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