Un tema que viene zumbando y que de seguro generará debates (ya hay un proyecto depositado de prisa en el Congreso), es el del voto obligatorio, el que se implementa con distintas modalidades en una decena de países de América Latina y que en República Dominicana lo motiva la elevada abstención electoral de febrero y mayo, con lo que se interpreta que como una gran parte de la ciudadanía se ausenta de las urnas, pues entonces que lo haga de manera obligatoria (el dominicano no gusta que le hagan hacer las cosas “obligado”). La experiencia latinoamericana es que ha sido positivo en cuanto al porcentaje de concurrentes, pero genera una abstención cualitativa, de calidad, ya que se expresa el disgusto anulando el voto o votando en blanco.

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