No había la menor duda de la ruta que seguiría Ariel Henry en su comparecencia ante la Asamblea General de la ONU en dos sentidos: 1. Que clamaría desesperado por una intervención militar que le garantice más tiempo en el cargo, y 2. Que bajo ninguna circunstancia hablaría contra la construcción del canal porque, de hacerlo, hasta le sería difícil retornar a Haití. Dicho esto, y como la posición del Gobierno dominicano es que el cierre de fronteras se mantendrá si los trabajos continúan, cabe la pregunta, ¿y ahora qué? El cierre indefinido por tierra, aire y mar podría tener imprevisibles consecuencias sin certeza de cómo y hacia dónde escalaría. La mayoría está de acuerdo con la actitud firme de Abinader, pero ha sido una apuesta arriesgada.

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