Los caracterizo como el pasado, porque provocaron telúricas marchas verdes contra la corrupción y la impunidad, acumuladas; causaron plantones en la Plaza de la Bandera en demanda de ¡basta al fraude electoral!, y llevaron a que quien mire hacia ellos petrificará en estatua de sal.
En un portentoso artículo publicado el lunes, Gedeón Santos los incluyó entre quienes denomina pesimistas derrotados, que justifican sus fracasos en arritmias ancestrales, y tratan de tapar con sus pálidos dedos los fulgores del avance del país.

Habrá quienes identificándome partidario de los cambios que materializa Luis Abinader, quisieran desautorizar mi palabra, o descalificar a Gedeón, por haber sido pensador morado.

Pero Gedeón, estratega que fue del ascenso al poder de Danilo Medina, y yo, un militante de la lucha democrática del pueblo, somos portadores válidos de la palabra porque ella reside en el mensaje, y no en el mensajero.

Yo al pasado lo denuncio por su falso populismo opositor de ahora, cuando están descalificados porque prometieron y olvidaron que al gobierno se va a servir, y no a servirse de él, gobernaron por mucho tiempo con enormes recursos, y no le resolvieron ni un solo problema estructural al país. Resolvieron lo de ellos.

Gedeón desnuda que los pesimistas derrotados “niegan cualquier avance del país y ven retroceso en cada acción gubernamental. Apuestan por el fracaso, no reconocen los éxitos y le restan calidad a cualquier iniciativa, aunque esté bien intencionada y orientada al desarrollo y al bienestar social.

“Los pesimistas al tener un sesgo catastrófico, no creen en los datos ni en las estadísticas positivas, pues se aferran a su dogma negativo y no a los hechos fácticos emanados de la realidad.

“Hoy, todo ese discurso distópico, se ha amplificado con las redes sociales y con la Internet, pues los pesimistas usan los diferentes medios para sembrar confusión, retorcer verdades, imponer su visión apocalíptica e intentar destruir a todo aquel que ose decir que avanzamos o que vamos por buen camino; eso a pesar de las abrumadoras evidencias de que, no sólo avanzamos, sino que somos los que más rápido lo hacemos en toda América Latina”, testimonia Gedeón.

Yo resalto que mientras el Presidente trabaja duro y retoma y recupera obras y recursos públicos abandonados por los gobiernos del pasado; mientras Abinader hace un gobierno honrado, sanea la estructura gubernamental fortalece las instituciones republicanas, ellos apuestan al caos, son incapaces de hacer oposición constructiva frente a la catástrofe mundial que se expresa aquí por la pandemia de COVID 19.

Es que ellos, y ellas son el pasado y el pesimismo, y como el diablo a la cruz ¡reniegan del futuro!

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