Durante mucho tiempo, he afirmado que Danilo Medina y Leonel Fernández son dos líderes políticos que tienen un gran sentido de la historia. Esto significa que saben poner el interés general por encima de sus intereses particulares, que saben ceder, que saben pactar, que saben ser hermanos a pesar de las diferencias, y que los intereses del país y de su proyecto político global, son más importantes que sus aspiraciones individuales. La pasada semana, nuevamente, Danilo y Leonel se crecieron como líderes con visión, y actuaron con ese sentido de la historia que les ha caracterizado. Muchos pensaron que el PLD se iba a dividir con la decisión que debía tomar su Comité Político sobre la presidencia de las cámaras legislativas, y más aún porque uno de los personajes que estaban en juego era Lucía Medina, hermana del Presidente. Los enemigos del PLD dijeron que nadie evitaba un enfrentamiento. Pero no fue así. Ambos, con sentido de cuerpo, con visión de liderazgo estratégico, con la mirada puesta en la estabilidad política y económica, se pusieron de acuerdo, y nuevamente respetaron las reglas que ellos habían establecido. Y esa es la clave para que se mantenga la estabilidad política, garantía de la estabilidad económica: la unidad entre los principales líderes de una organización política, y mucho más si es la que dirige el Estado. La historia dominicana es muy elocuente en cuanto a los trágicos resultados cuando, en un partido, los líderes principales viven de pleito en pleito. El PRD, fruto de los enfrentamientos entre sus líderes, es una muestra de eso. Esa organización después de haber sacado un 47% en las elecciones del 2012, se dividió y obtuvo poco más de un 5% en las siguientes.

Y esa realidad de que la crisis política afecte la estabilidad económica se está viviendo de manera dolorosa en América Latina. En el caso de Brasil, después de dos extraordinarios gobiernos de Lula, los conflictos internos de los aliados del partido de Lula y Dilma, llevaron a una crisis política que generó una crisis económica que tiene a Brasil hoy en una verdadera desgracia. En el caso de Venezuela, la situación es más grave aún, pues una lucha opositora que no cuenta con una dirección con visión y unidad de criterios, ha llevado el país a un caos. Y en el caso de Ecuador, se prevén problemas para mantener los logros alcanzados por los excelentes gobiernos de Rafael Correa, debido a los enfrentamientos que tiene este ante las acciones del actual presidente Lenin Moreno, su pupilo hasta hace unos días.

Pienso que realidades como esas están bien presentes en los análisis y las actuaciones de Danilo y Leonel. Ellos dos son las principales figuras políticas, no sólo del PLD, sino de toda la nación. Uno es el presidente actual por segunda ocasión, y el otro ha sido presidente tres veces y encabeza el principal partido. Son las dos figuras de mayor importancia, relevancia e influencia en el PLD y en el país. Aunque sea muy duro decirlo, en la decisión coordinada y unitaria de ellos dos se decide el presente y futuro político de la nación.

Por eso es tan importante que sigan teniendo un gran sentido de la historia, por el bien de la estabilidad política y económica de la nación. Que actúen siempre poniendo el país y la unidad de su partido por encima de sus justas aspiraciones. Y que, con mucha humildad, entiendan y asuman que ellos son muy importantes pero no son eternos. Que deben ser los principales abanderados de la renovación, y que nuevos actores puedan pasar a ocupar los lugares que ellos han ocupado de manera muy exitosa y trascendente.

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