Quizás sin darnos cuenta el poder y la política nos han hecho testigo del accionar público de dos mujeres que, más que esposas, han sabido, contrario a la tradición -bajo perfil o sombra-, aportar valor agregado a las realizaciones y aspiraciones de sus esposos o compañeros de vida. Se trata de Raquel Arbaje -esposa del presidente Luis Abinader- y Nahiony Reyes -esposa del aspirante presidencial del PLD, Abel Martínez-. Ambas de recia personalidad -aunque en una más discreto o sutil-, aguerrida identificación y defensa, a ultranza, de las causas que han abrazado sus esposos.

La primera dama desde su rol -que ejerce con determinación y pasión-, y la presentadora y aspirante a primera dama, en plena campaña, hombro con hombro, y aportando visiones, posturas y la prefiguración de quien sentará un antes y un después de llegar. Mientras la que está y ejerce, va dejando su impronta siendo ella misma sin temor y rompiendo estereotipos. Ambas no dejan espacio sin llenar ni oportunidad para reafirmar su vocación de servicio, entes activos y solidarios. Sin duda, no son adornos o damas de compañía, sino ejes centrales de una causa-país, aspiración o políticas públicas -ya en ejecución o proyecto- que trasciende una coyuntura.

Es un episodio atípico en la historia sociopolítica del país, pues ambas no dejan entrever o leer que compiten o que quieren sobresalir para exhibirse o dejar mal parado a sus esposos; todo lo contrario, ellas son, per se, valor agregado e iniciativa. Y parece, o al menos se observa, que ambos esposos están conscientes que sus cabezas, como las de incontables mujeres, no son de lujo o de adorno para acariciar; aunque de seguro no se nieguen al amor, al cariño, la protección, o la reafirmación hogar-familia y prole de ninguna malquerencia pública; todo lo contrario, belleza, educación y conciencia sobre el centro de atención pública o escrutinio de que son objeto -esto último en el caso de Arbaje-Luis, pues los de Nahiony-Abel, pura infancia e inocencia-.

Después de saludar el rol inteligente y ejemplar de ambas, habrá una realidad fáctica de cara al próximo año (elecciones 2024): continuidad o ruptura y relevo. Sin embargo, sea cual sea el desenlace-resultado -reelección o revés- ambas mujeres-esposas están marcando el papel sociopolítico de la mujer hoy y aportando a la actividad política valor agregado: sensibilidad social, reafirmación de la familia -núcleo vital en toda sociedad-; pero, sobre todo, dejando claro que no son sombras aunque sí compañeras integrales y pensantes. ¡Enhorabuena!

En fin, si doña Renée Klang de Guzmán (1978-82) sentó el precedente, no hay duda que Raquel y Nahiony lo están redimensionando y asumiendo con inusitado protagonismo.

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