La nuestra es una sociedad dividida en clases sociales que velan, en todo momento, por sus intereses. A Carlos Marx se atribuye la expresión de que las clases sociales no se suicidan, para significar que por voluntad propia no afectarían sus intereses.

La teorización la traemos a colación para hablar de empresarios dominicanos que entienden bien su rol en la sociedad, que no se circunscriben a defender a su “clase”, que sin renunciar a su agenda han sabido alinearse en determinadas coyunturas en torno a las autoridades de turno y de los intereses generales del país.

Esto sucede con los trabajos preparatorios de la Décima Convención Empresarial del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), con un ciclo de debates y consultas que culminarían con la elaboración de planes que contribuyan al progreso del país, que incluirían propuestas estratégicas al liderazgo nacional y a los candidatos presidenciales.

Como parte de ese loable empeño, suponemos que con esfuerzos y sacrificios personales, ayer se congregaron en la ciudad de Santiago líderes empresariales de las 14 provincias de la región Norte, y según voceros del evento, se abordaron temas como inversión y diversificación económica, productividad y competitividad, sector eléctrico y políticas fiscales. También asuntos relacionados con el empleo y la seguridad social, la educación, la salud, la vivienda y la infraestructura.

Desde elCaribe hemos dado seguimiento a este proceso desde que comenzó a mediados de septiembre pasado, porque vemos en él la expresión de unidad y el espíritu de “clase” de un empresariado que defiende la institucionalidad y el andamiaje del sistema democrático, fundamental si lo comparamos con lo que sucede en muchos países de la región.

Es un tipo de actuación que todos los sectores de la vida nacional debieran imitar, en especial los partidos políticos y sus líderes, a los que con frecuencia vemos, cada uno con el hacha afilada, aferrarse a intereses grupales.

Felicitamos al Conep por anteponer al país cuando las circunstancias lo demandan, y porque los espacios de diálogo y de concertación se han ido estrechando poco a poco debido a la politización de sectores, en particular de los provenientes de la llamada sociedad civil.

Le exhortamos a avanzar en estos encuentros regionales y a establecer objetivas conclusiones con humildad y sano juicio, sin pretender imponerlas para no aparentar que se adjudica el derecho a mandar en casa ajena, ni de conducir la agenda nacional.

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