Se conoce como desertificación al proceso de degradación de los suelos, ocasionado por la tala indiscriminada que termina con los bosques, la salinización y sobreexplotación de los acuíferos, que elimina el agua, la pérdida de nutrientes de los suelos, todo esto como resultado de actividades humanas.
Otra causa de la desertificación es la sequía, por el calentamiento global y el cambio climático, un proceso que se presenta como indetenible, pese a los esfuerzos de los ambientalistas, de los gobiernos y de las advertencias de diferentes organismos internacionales.
La ONU habilitó un Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, jornada instituida por la Asamblea General desde 1994 para cada 17 de junio, en procura de crear conciencia sobre este problema, que representa una amenaza para la vida de todas las especies y de los humanos.
Cuando desaparecen los bosques se malogran los ecosistemas que los habitan, mueren los microorganismos que se alimentan de ellos o los alimentan, también las aves y mamíferos, los acuíferos se degradan o simplemente se secan, es decir, todo se muere.
No es un problema que afecte solo a los países subdesarrollados, también en las naciones del primer mundo se deja sentir con tremenda intensidad, mientras se talan enormes extensiones de bosques para edificar ciudades, las temperaturas se vuelven más extremas, con veranos enormemente calurosos y con inviernos cada vez más fríos.
Esto a su vez obliga a usar más aires acondicionados, que funcionan con un gas que ataca la capa de ozono y se genera un círculo vicioso de destrucción del planeta que, si no se detiene o se aminora mínimamente, convertirá a la superficie terrestre en un cascarón vacío.
Los gobiernos han comenzado a reaccionar, aunque tardía y lentamente, por lo que la degradación del suelo y la depredación les llevan ventaja, de ahí que los ciudadanos de a pie deben tomar conciencia del problema para exigir la aplicación de políticas que neutralicen y detengan la degradación de los suelos.
Exigir además a las empresas que reforesten, sumarse a las campañas de siembra de árboles, apoyar el trabajo de los conservacionistas, exigir a los cabildos y a las constructoras que los residenciales y los barrios tengan suficientes áreas verdes.
La desertificación debe detenerse antes de que la vida en el planeta termine por caminar hacia su destrucción definitiva.