El presidente Abinader viajó ayer a Puerto Rico a la toma de posesión de la nueva gobernadora de la isla, Jenniffer A. González Colón. En buen dominicano se diría que fue “la ida por la vuelta”, lo que no le resta significación.

Incluso, agiganta el valor de la cita el hecho de que haya sido a Borinquen, nombre por el que se conoce comúnmente a la también llamada Isla del Encanto, con la que tenemos mucho en común en cuanto a cultura, lengua y valores.

Habrá quien no pase por alto que se trata del viaje número 36 de nuestro mandatario, lo que arroja un nada desdeñable promedio de uno por cada mes y medio en sus 52 meses al frente de los destinos nacionales, pero más que resaltar el número, habría que poner atención a lo que se trae en la alforja.

Lo destacable es que al distinguir a Puerto Rico, lo hace con un país del entorno inmediato que, junto a los otros estados regionales constituye un escenario para una efectiva integración de los pueblos latinoamericanos y del Caribe. Ojalá Haití fuera otra cosa, lo que permitiría aprovechar las ventajas comparativas de cada economía.

Preferimos destacar lo acertado de privilegiar a Puerto Rico y la oportunidad de fomentar una política exterior que abra fronteras al comercio y desarrollo económico y al tema fundamental de la migración.

Quizá se necesite hacer “amarres” para diversificar el intercambio comercial que es prácticamente de una sola vía, y fortalecer acuerdos bilaterales en diferentes áreas, incluso algunas en las que Puerto Rico puede aportar mucho, sobre todo en la formación de docentes de excelencia y enseñanza de inglés.

Un aspecto del viaje de Abinader a Puerto Rico que por sí solo valía la pena, es la presencia de criollos radicados en esa isla, para los que hay que buscar más mecanismos que permitan llevar las políticas públicas dominicanas hasta esa laboriosa y constructiva comunidad.

Qué bueno que el presidente haya sacado tiempo para llegar “de un brinquito” a Puerto Rico, un estado con el que nos unen lazos económicos, culturales y sociales profundos, por lo que respaldamos este y cualquier otro viaje, siempre que al regreso el equipaje llegue cargado de buenas noticias.

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