Varios indicadores de que la campaña de las preprimarias entra en su fase final. Las encuestas de siempre y los llamados de actores. El presidente de la Junta Central Electoral (JCE) que plantea la conveniencia de diálogo de las partes y la sutil sugerencia de un compromiso previo de respeto de los resultados de las urnas.
Vimos también que un precandidato llama a los demás participantes de su partido a firmar “un pacto por el respeto a los resultados de estas primarias” para consolidar la unidad interna.
Otros actores entienden que la JCE debe realizar el conteo manual del cien por ciento de los votos emitidos de manera automática para “garantizar transparencia en las primarias”.
Es más que obvio que existen premoniciones acerca del desempeño de la competencia cívica. También se puede hablar de “temores”, pero si miramos la experiencia electoral dominicana, por más que hagan los organizadores de los procesos y se realicen acuerdos y demás cosas sobre resultados, siempre se desata una ola de reclamos y denuncias post electorales.
También hay inquietud sobre la conducta de las partes el día de las votaciones. Quiere decir que las pasiones en medio de tan apurada competencia pueden desatar la violencia. También es una realidad en la historia electoral que las advertencias acerca de la necesidad de mantener una conducta adecuada reflejan la comprensión de esa constante en los procesos electorales.
En todo esto los responsables en las diferentes organizaciones políticas tienen que hacer lo que les corresponda para contribuir a que el día de las votaciones, el 6 de octubre, todo se desarrolle en orden y en paz.
Además, es necesario que a ese día se llegue con los ánimos distendidos, para que la ciudadanía despierte con la certeza de que podrá ejercer sus derechos políticos sin temores. Es decir, que se trata de una justa ciudadana y no de una pelea, donde habrá ganadores y perdedores, cuestión que habrá de ser decidida libremente por los electores.
El deseo de todos es que las primarias sean una fiesta por la democracia, en la cual los convocados participen sin cortapisas ni temores.
