De acuerdo con la Asociación de Bananeros de la Región Noroeste, el cultivo exitoso de guineos se ha convertido en una pesadilla por una sobreproducción relativa, originada a su vez por el impacto de factores climatológicos que provocaron el incumplimiento de los compromisos contraídos en el mercado internacional en años anteriores.

Las fincas de Valverde y Montecristi están en excelentes condiciones, pero la producción con vocación exportadora ha debido quedarse en el país. Las sequías de los años 2015 y 2016 arruinaron sus cultivos y esa situación condujo a la pérdida de los clientes del exterior. El año pasado tampoco fue favorable porque las lluvias excesivas dañaron sus cultivos. Eso es recurrente.

Pero los agricultores continuaron con el mismo entusiasmo y para esta fecha, con sus fincas repuestas, tienen una sobreproducción. El gobierno trata de subsanarlo y anuncia a través del ministerio de Agricultura que comprará una parte de los guineos para sus programas sociales. Eso satisfizo a la Asociación Dominicana de Productores de Banano (Adobanano).

Pero esa solución no parece satisfacer a todos los productores. Probablemente porque es una respuesta coyuntural. El gobierno gastará cien millones de pesos con esos fines, pero deja intactos los causales de los cíclicos fracasos de quienes cultivan en esa zona.

Nadie sabe cuál será la respuesta mañana cuando por efecto de un fenómeno de la naturaleza ocurra un desborde del río Yaque del Norte o de sus afluentes en la parte baja de la Línea Noroeste.
Debe irse más allá.

Hace tiempo que los especialistas han identificado la necesidad de construir infraestructuras que regulen los caudales del Yaque del Norte y sus afluentes en su ruta hacia la bahía de Montecristi. Todo el torrente de los ríos Ámina e Inoa cae en el Yaque en Esperanza; el río Mao igual lo impacta, también el río Guayubín, y el Maguaca, en Castañuelas.

El reverso lo constituye la sequía, otro castigo de la naturaleza, que cuando azota no puede ser atenuada. No hay infraestructura para las reservas.

De eso debe hablar el gobierno. ¿Qué va a hacer para buscar soluciones a largo plazo? Debe incluir esa cuestión en su agenda.

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