El 25 de septiembre aparece con color de luto, de tragedia, de dolor. para los mayores y un día más, para el resto de la sociedad criolla, que desconoce cómo se frustró el resultado de las primeras elecciones libres, el primer ejercicio de libertad democrática, tras 30 años de férrea dictadura. Vivíamos bajo los caprichos de un dictador para el que la vida humana (ajena) nada valía. El 25 de septiembre del 1963 se consumó el golpe de Estado contra el gobierno de Juan Bosch Gaviño, elegido abrumadoramente por un pueblo que estrenaba con miedo, su capacidad democrática en elecciones verdaderamente libres, que contrastaban con las comedias electorales del Partido Dominicano y su palmita como símbolo y como dueños de la voluntad. Lo más bajo, en términos de conciencia, de la sociedad dominicana, se dejó arrastrar por los intereses americanos que propiciaron, desde el gobierno de John Kennedy, deponer a un gobierno respetuoso por más, que estrenaba la democracia con bases liberales y un pueblo preñado de esperanzas. La dictadura propiciaba un retraso en el desarrollo, limitando oportunidades y el propio futuro, cuando habíamos vivido bajo el diseño de una castrante cotidianidad cargada de restricciones y parálisis creativa, bajo esquemas ficticios de bonanza. La mentira colectiva flotaba en el ambiente hasta convencer a todos de realidades imposibles. Bosch se hizo incómodo, al contratar fondos internacionales al margen de los “tradicionales” y sus tasas que producen dependencia. La Overseas era inaceptable para los supra poderes que manejaban el país. Su independencia de criterios y la conveniencia nacional contrastaban con los ánimos de control propios de la geopolítica en la guerra fría y las “amenazas” del comunismo cubano. Hábilmente negoció con los militares trujillistas para garantizarles la no persecución durante su gobierno. La reacción de sus enemigos y el poder superior que nos gobierna, fue la Matanza de Palma Sola, en la que asesinaron al Gral. Miguel Félix Rodríguez Reyes, a quien Bosch había asegurado la Secretaria de las Fuerzas Armadas, genocidio jamás investigado, con marcadas complicidades de grupos de poder de entonces, que aún perviven. Apenas 8 días habían pasado después de las elecciones del 20 de diciembre de 1962 adonde había triunfado avasalladoramente. Fue el primer acto de lo que más tarde devendría en el golpe de Estado. El sello de Marxista conque vistieron a Don Juan, que hasta la Iglesia Católica se dejó arrastrar y lo combatió desde antes de tomar posesión como 1er presidente constitucional de un nuevo país, que surgía de las cenizas del oprobioso régimen de Trujillo. Se mencionó, como riesgos mayores: la educación hostiosiana y el estado laico. Militares activos y en retiro, empresarios, maestros, iglesias, políticos de media talla y muchos inconscientes, se nuclearon alrededor de la misión militar de los Estados Unidos, (MAG) para derrocar a Bosch, bajo los más espúreos pretextos. 60 años han transcurrido, tiempo más que suficiente como espacio de arrepentimiento y contrición, para los locales que se sumaron a un acto perverso contra el país, su esencia y el desarrollo y propiciaron los grandes acontecimientos donde lloró la Patria. La mayoría ya no está entre los vivos, pero quedan inscritos en el libro de los traidores. Comprobamos, los que aún andamos en el medio nacional, el enorme retroceso que significó el golpe de Estado del 25 de septiembre del 1963.

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