El recurrente tema haitiano

Que dos países compartan una isla y que al mismo tiempo carezcan de una agenda consensuada sobre los temas de interés común, provoca la emergencia de múltiples problemas que generan una permanente tensión en la relación bilateral.

Que dos países compartan una isla y que al mismo tiempo carezcan de una agenda consensuada sobre los temas de interés común, provoca la emergencia de múltiples problemas que generan una permanente tensión en la relación bilateral. En los últimos días ha vuelto al debate público el tema de la creciente migración haitiana y la falta de un efectivo control por parte de las autoridades. Por otro lado, más recientemente resurgió el problema de la veda de productos dominicanos dirigidos al mercado haitiano. Esta semana se impidió la entrada a Haití de 23 productos procedentes de este lado de la isla.

Estos son solo algunos temas de una agenda aún más compleja que incluye aspectos como el del medio ambiente y la seguridad. Del lado haitiano es difícil enfrentar estas dificultades si no se superan los profundos problemas derivados de su débil institucionalidad. A pesar de la integración de un nuevo gobierno el pasado año, no ha sido posible generar en Haití las condiciones para un diálogo con la República Dominicana. Del lado dominicano, tenemos el reto de evitar que las visiones extremistas interfieran en la definición y puesta en práctica de las medidas necesarias para superar las dificultades en la relación dominico-haitiana.

Ni el análisis ficción sobre la existencia de un plan de fusión de los dos países, ni la explicación de que el tema haitiano busca desviar la atención de otros problemas prioritarios, ayuda a encontrar respuestas adecuadas a un problema tan relevante como cualquier otro. La crisis económica y social de Haití explica la creciente llegada de sus ciudadanos a este país. La falta de reglas de juego claras en las relaciones comerciales explica las prohibiciones a productos dominicanos. Independientemente de lo que pase con el gobierno haitiano, el dominicano debe tomar medidas urgentes para frenar la migración haitiana y replantear el comercio con el vecino país.

Respecto a la creciente inmigración procedente de Haití, más allá de los prejuicios, es responsabilidad de las autoridades enfrentar sus causas. Hasta ahora se han realizado esfuerzos importantes en la regularización de los inmigrantes residentes en el país y en la repatriación de extranjeros indocumentados. Esto no es suficiente, pues para enfrentar la migración ilegal se requiere de una estrategia estatal que apunte en tres direcciones. Estas son: promover una mayor protección de la frontera, enfrentar las prácticas de grupos económicos que se aprovechan de la ilegalidad para la contratación de mano de obra barata y desmantelar y someter a la justicia a los responsables de las redes criminales de tráfico de personas desde Haití a la RD.

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