Gobernar no es tarea fácil y, menos aún en democracia, pero asumir las riendas de una nación sacudida por una serie de factores críticos, requiere de arrojo y buena voluntad para sacarla a flote, sobre todo, para evitar que los ciudadanos sufran los efectos devastadores de su impacto.
Al presidente Luis Abinader le ha tocado asumir cuando el país atraviesa por una de las peores situaciones de su historia como es el caso de la terrible pandemia del Covid-19, la carga haitiana, la poca solidaridad y ningún compromiso de sus adversarios y, para colmo de madre, el estallido de la confrontación Rusia-Ucrania, con su secuela sobre la economía del mundo y con efectos directos sobre la nuestra.

La actividad económica ha roto el principio de la Ley de la Gravedad y todo ha comenzado a subir en forma desproporcional, incluyendo el precio del petróleo, cuyos derivados son esenciales para mover ese importante motor.

La última cotización del denominado oro negro es de 125 dólares el barril con tendencia a subir, lo que encarece el transporte y toda la actividad industrial y manufactureras y, con ello más inflación, amén del acaparamiento y el agiotismo, que siempre encuentran nido en estas crisis.

El gobierno ha tomado medidas importantes para que las familias más necesitadas puedan mitigar la crisis particular de sus hogares con ayudas, venta de alimentos y otras políticas, pero falta el concursos de los grupos sociales y políticos que deben jugar su rol de ciudadanos y unirse a los esfuerzos por sacar a flote el país.

Ha llegado la hora de hacer honor a la dominicanidad y, apartar momentáneamente las agendas políticas partidarias, para sumarse a la búsqueda de soluciones viables a la crisis, porque sin importar partido o visión ideológica, todos somos dominicanos y debemos emular al pueblo ucraniano que ante la ocupación Rusa, se han puesto de acuerdo como una sola cabeza.

Vamos a salir adelante, pongamos en las manos de Dios, con un poco de nuestro esfuerzo, la situación que sin importar grupos, clases o fortunas, la estamos padeciendo como nación. ¡Adelante y valor!

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