I.- Explicación
1.- Me he sentido motivado a hacer este escrito, luego de leer en la prensa nacional la reseña publicada por diferentes medios de comunicación, sobre lo dicho por el doctor Leonel Fernández en el curso de una tertulia filosófica y cultural en Santiago, en la cual expresó “que la República Dominicana debe convertirse en un centro de solución de conflictos internacionales…, por el posicionamiento en que se encuentra el país dentro de los países latinoamericanos y del Caribe”.

2.- No comparto el criterio expuesto por el expresidente Leonel Fernández, porque el ambiente nacional creado por el actual gobierno no es propicio para ser centro de soluciones de desavenencias, ya que ha externado críticas que se ven claramente como intromisión en asuntos internos de otros países, verbigracia Nicaragua, Venezuela y Cuba.

II.- Las buenas relaciones internacionales
3.- En la mente y en los corazones de quienes creen en la sincera comprensión, siempre han de estar de por medio la creación y el mantenimiento de condiciones para alcanzar la felicidad colectiva, el bienestar material y espiritual.

4.- Entre los Estados, las buenas relaciones descansan en la confianza firme que se tienen, la convicción y seguridad de que en nada está de por medio la sospecha, porque prima la buena fe y la mutua fidelidad.

5.- La buena correspondencia tiene por base un acuerdo ideal, en virtud de la cual las partes quedan comprometidas y limitadas por obligaciones recíprocas, que nacen de una interdependencia establecida por el respeto, requisito indispensable para preservar los vínculos sin incertidumbre.

III.- Nuestro país no tiene una política exterior independiente
6.- Nuestro país, al igual que la mayoría de los de América Latina y el Caribe, tiene por base de sustentación un sistema económico, estatal y forma de gobierno extraños a la ecuanimidad y a la imparcialidad.

7.- La política exterior del Estado dominicano, no puede ser analizada ni comprendida, si se pierde de vista la subordinación y la dependencia de la nación dominicana al imperio.

8.- Una organización económicosocial como la que hoy existe aquí, reside en la dependencia, incluyendo la política exterior, de donde resulta que es un simple deseo pensar que en estos momentos el territorio nacional es el espacio adecuado donde se aborden con sentido de igualdad y constancia de ánimo asuntos de política internacional.

9.- La diplomacia del Estado dominicano está entregada en cuerpo y alma a lo que es de la conveniencia de la política de Washington, razón por la cual carece de absoluta independencia para desempeñar la función de anfitrión y hacer posible la superación de diferencias.

10.- Las iniciativas de paz solo tienen aceptación cuando provienen de gobiernos que prueban preocuparse por conjurar el peligro, evitar toda clase de tirantez y solucionar litigios en forma amistosa.

11.- La política internacional del gobierno dominicano, no está libre de prejuicios al momento de juzgar o ejecutar contra los gobiernos latinoamericanos y caribeños no dócil al imperio.

12.- La posición del actual gobierno no ha sido de neutralidad en la agresión del imperio contra Cuba, Nicaragua y Venezuela. Por el contrario, es notoria la parcialidad, la orientación tendenciosa de la Administración dominicana, frente a los citados países, sus respectivos gobiernos y más calificados líderes.

13.- Aquel gobierno que estimula con el lenguaje agresivo la subversión en el orden interno de un país extranjero, está impedido de ser mediador en busca de cualquier entendimiento amistoso.

14.- Para un gobierno crear en el territorio de su país un ambiente de paz y respeto mutuo, debe predicar y llevar a la práctica una política respetuosa de la independencia, la autodeterminación y la soberanía plena de todos los países, sin importarle el sistema social vigente.

15.- Contra los gobiernos de los pueblos hermanos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, desde el territorio dominicano lo que se han escuchado son expresiones que tienden a sembrar la desunión y la divergencia. Así no se fomenta el concierto; se estimula la discordia.

16.- Es una sincera aspiración de las dominicanas y los dominicanos que predicamos y deseamos la paz, y las relaciones fraternas entre todos los pueblos del mundo, llegar a contar con un gobierno que tenga una política exterior independiente, y no se preste a fomentar la división, el rompimiento y el odio entre países hermanos, hoy víctimas de la política imperial guerrerista y terrorista.

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