Hace poco observé un vídeo donde un animal bípedo maltrataba a una perra llamada Trufa. Fue viral en las redes. De inmediato llovieron las protestas y se exigió que en el caso se aplicara todo el peso de la ley. El salvaje fue apresado y sometido a la justicia. Podría ser sentenciado con prisión de 6 meses a 1 año y a una multa de 25 a 50 salarios mínimos, es decir, una suma entre 250 mil a 500 mil pesos. Ojalá sea condenado. Hay que dar el ejemplo.
Quien, sin causa de fuerza mayor, es capaz de darle patadas o garrotazos a un animal, es también candidato a propinarle a un ser humano una paliza o causarle la muerte a golpes. La línea divisoria es más débil de lo que se podría pensar.

Es un asunto de educación en el hogar y en la escuela. Si desde que nacemos se nos enseña a amar y a respetar a los animales creceremos siendo mejores personas y seres más solidarios y útiles para la patria. Muchos de los grandes torturadores y asesinos en serie de la historia, en su infancia, fueron despiadados con gatos, sapos, conejos… Era un reflejo de lo que serían como adultos.

En el pasado era común que algún niño, de buena fe, le “entrara a pedradas” a toda ave que se le apareciera; si veía al lagarto en el árbol de inmediato buscaba la manera de cazarlo. Pero poco a poco vamos teniendo conciencia sobre el tema.

Hoy nuestros parques están repletos de palomas sin nadie que “las moleste”. Y contamos con grupos de presión en la sociedad y de particulares comprometidos que trabajan para que cese el abuso y la crueldad contra los animales, incluyendo los que deambulan en las vías y en los espacios públicos. Las redes sociales son el medio por excelencia utilizado.

Tenemos la Ley de Protección Animal y Tenencia Responsable que establece las obligaciones del Estado para la protección de los animales, prevenir y erradicar todo maltrato y actos crueles que los martiricen o molesten, velar por su salud y bienestar y fomentar y promover la conciencia social en cuanto a su protección y cuidado. Destaca las obligaciones de los dueños de animales domésticos para mantenerlos en el hogar en condiciones de higiene adecuadas para su salud y la de la familia.

Nuestra conducta hacia los animales revela lo que somos. Termino con una impactante frase de Mahatma Gandhi: “La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados”. Esperemos que Trufa ya esté en buenas manos y que ladre feliz.

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