La historia registra varias apuestas de líderes contra su propio partido. La de Joaquín Balaguer en el 1996 ocupa un lugar preponderante en esa lista. El líder del Partido Reformista Social Cristiano, que hoy cumple 20 años de muerto, era en ese momento presidente de la República y no podía ser candidato presidencial. Durante la campaña, envió varias señales de que no quería que Jacinto Peynado, nominado por su partido, fuera su sucesor en el cargo. Tan lejos llegó, que en las elecciones de mayo no acudió a votar en la primera vuelta, cosa que sí hizo en la segunda ronda, cuando ya oficialmente su pupilo era Leonel Fernández.

Las señales

Mientras por un lado se rumoreaba, cada vez con más fuerza, que el llamado “anillo palaciego” estaba apoyando por debajo a Fernández, el líder reformista iba dando demostraciones de que Peynado no era su candidato. Un frustrante plantón en un mitin en San Cristóbal, seguido de su declaración de que “estoy ciego, sordo y mudo”, fueron solo algunas de esas manifestaciones. Jatzel Román recuerda que el cierre de campaña en Santiago fue la actividad donde Balaguer habló con más fuerza. Señala el joven historiador político que, en ese escenario, “atacó duramente a Peña Gómez y al PRD”, arengando las masas, pero que en su lenguaje hubo algo que confundió. “Estaba llamando a no votar por el PRD, pero no dejaba claro qué pensaba del PLD”. De hecho, una de las partes de su discurso que generó más sorpresa y confusión fue cuando Balaguer mandó a votar “colorado” y no “colorao”, que era el término que los reformistas estaban acostumbrados a escuchar. Parecería irrelevante, pero era una señal, entre tantas. Así se mantuvo hasta el final, y en el cierre de campaña, describió al que entendía debía ser apoyado por los reformistas, sin mencionar a Peynado por su nombre.

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