Hasta ahora, las justificaciones presentadas por el PLD y Fuerza del Pueblo para oponerse a una reforma constitucional son débiles, simplistas y poco creativas. No es nada original, ni válido, el argumento de que “hay otros problemas”, que han enarbolado para negarse a discutir el tema. Algunos dirigentes de ambos bandos han expresado abiertamente su temor a que en la reforma se baje el porcentaje requerido para ganar las elecciones presidenciales en primera vuelta. Esos, al menos, son sinceros, porque admiten que no apoyan una modificación constitucional por miedo, no por estar en contra de los cambios que hasta ahora se han planteado.

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La respuesta de Leonel

Llama la atención la respuesta que dio, cuando la prensa le preguntó sobre el planteamiento del Poder Ejecutivo, el presidente de FP, Leonel Fernández, un estadista que ha sido tres veces presidente de la República y que no solo “conceptualiza”, sino que en su momento impulsó una amplia reforma constitucional. “Eso es una distracción, aquí lo que importa es cuánto vale el plátano, cuánto vale el pollo, cuánto vale la carne de res”, dijo el expresidente Fernández. Sin dudas, con esta perla, el ex mandatario lució “flojo para su peso”. Aunque luego le puso un poco de contenido a sus declaraciones tocando un aspecto importante y que hay que abordar, con o sin reforma: la necesidad de impulsar la aprobación de las leyes complementarias de la Constitución. El atraso en adecuar las leyes a la Carta Magna tras la reforma del 2010, es evidente e injustificable. Debe ser un punto que se incluya en el diálogo entre los actores políticos. Pero una cosa no quita la otra. Trabajar en las legislaciones complementarias no impide discutir, someter y aprobar otra reforma constitucional.

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