Cuando en un proceso electoral hay tres partidos principales y dos de ellos se unen para enfrentar al otro, algún efecto tiene que registrarse en el panorama. Lo que no se da es un triunfo automático de los dos que se han unido. En el país tenemos ejemplos de “dos contra uno”, con resultados totalmente distintos. En 1996, la unión del PLD y el PRSC en el Frente Patriótico, derrotó al que era favorito, el PRD. Pero en el 2006, la Alianza Rosada, que unió al PRD con el PRSC, tuvo resultados fallidos. Ahora que se habla de la casi segura alianza PLD-Fuerza del Pueblo, es posible que la unión de dos no sea mayor que ese uno, que es el PRM, pero el match, sin dudas, se equilibra.

El mismo porcentaje

El PLD y FP se alimentan del mismo nicho. Si los morados sacaron más de un 30 por ciento de los votos en el 2020, y los verdes menos de un diez, suman cerca de un 40 por ciento. Se entiende que eso ha cambiado porque uno ha subido y el otro ha bajado. Pero resulta que el que ha subido, o sea, el partido de Leonel Fernández, lo ha hecho a costa del otro, es decir, de “el viejo partido”. Es lo que matemáticamente se llama “cero mata cero”. Las cifras no son estáticas, pero lo que se ve, a grandes rasgos, es que si se unen los dos principales opositores, se podrían acercar a un 40 por ciento, una cifra que por sí solo, iguala o supera el oficialista PRM.

Potencial de la alianza

La alianza PLD-FP tiene de particular que une a dos grupos políticos que hace muy poco tiempo se separaron. Si finalmente se da el acuerdo, a sus promotores hay que darles crédito, porque estarían logrando una reconciliación política en un tiempo récord. Sin embargo, es una reunificación a medias, si el acuerdo es como se ha dicho. No incluir las grandes demarcaciones en la alianza, es no aprovechar al máximo su potencial.

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