En todos los proyectos educativos de los colegios, universidades e instituciones se ha establecido como directriz que los estudiantes y empleados realicen cursos de ética. Sin embargo, uno de los grandes desafíos que enfrentan tanto las instituciones educativas como los profesores es cómo darle sentido a la misma, en otras palabras cómo hacer su importancia y su puesta en práctica.

En nuestra años de estudiante era un desafío y una dificultad pues los estudiantes entendíamos que las clases de deontología eran materias para rellenar los pensum, era más fácil en tiempos de exámenes estudiar introducción al derecho, biología, economía o derecho civil que ponerse a pensar cómo construir una sociedad más incluyente y participativa, como eliminar la pobreza o cómo combatir la injusticia y la corrupción.

La ética es una reflexión crítica y deliberativa sobre el conjunto de normas, creencias y prejuicios imperante en una sociedad con el propósito de examinar su validez.

Un diplomático tiene una conducta ética cuando respeta las normas de protocolo y etiqueta que rigen la actividad diplomática, y cuando actúa con integridad en sus relaciones con otros agentes.

Para los diplomáticos, la ética es un conjunto de lineamientos que detallan las normas éticas y los estándares de conducta profesionales que deben seguir los representantes de los países en sus relaciones diplomáticas, el código de conducta puede variar según la organización o el evento al que pertenezcan los diplomáticos y otros agentes en el ejercicio de sus funciones, pero generalmente se basan en el protocolo oficial y el respeto mutuo , la honestidad, la lealtad, la imparcialidad, la transparencia y la responsabilidad.

La misma Junto al protocolo son dos aspectos fundamentales para el buen desarrollo de las relaciones internacionales esta última se refiere al conjuntos de normas y reglas que rigen la ceremonia, la etiqueta y el orden de precedencia de los diplomáticos y otros representantes en los actos oficiales, como el saludo la vestimenta, el idioma, el uso de símbolos y el tratamientos de autoridades.

Ambas (ética y protocolo) se relacionan en el sentido de facilitar la comunicación, el entendimiento y la cooperación entre los países, respetando sus diferencias y sus intereses. La ética proporciona los principios y valores que orientan la conducta de los diplomáticos, mientras que el protocolo proporciona las normas y reglas que regulan la forma de esa conducta.

Es preciso apuntar que desde el 2022 opera el programa Nacional para la Promoción de la Ética, que tiene como propósito contribuir con la transformación de la misma en República Dominicana.

El artículo 68 del reglamento 46-19 del régimen ético y disciplinario de los funcionarios de carrera diplomática, establecido en la ley 360-16, está sujetos al régimen de prohibiciones, incompatibilidades, faltas y sanciones.

Y para terminar se espera de los diplomáticos el más alto grado de integridad y que actúen de buena fe con honestidad en sus funciones por el interés y la buena imagen de su país.

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