Este pasado jueves, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, anunció formalmente al país la firma del contrato para la exploración petrolera de la plataforma marina ubicada al sur de San Pedro de Macorís, contrato mediante el cual la prestigiosa empresa petrolera norteamericana Apache se compromete a ejecutar, a su costo y riesgo, todo el esfuerzo exploratorio que esté a su alcance para determinar las posibilidades de presencia de hidrocarburos en el subsuelo marino de San Pedro, y en caso de encontrar petróleo o gas, determinar cantidades, calidades y mejores formas de extracción para comercialización y utilización.

Y es que al sur de la República Dominicana, en las costas caribeñas venezolanas, están los mayores yacimientos petrolíferos del mundo, al oeste de la República Dominicana, en el extremo occidental de la cuenca del mar Caribe, están los gigantescos yacimientos petrolíferos del golfo de México, los que son explotados por México y Estados Unidos, al noroeste de la República Dominicana están los yacimientos petrolíferos de Varadero, en la isla de Cuba, y al sureste de la República Dominicana están los yacimientos petrolíferos y de gas de Trinidad, lo que indica que si en los 4 puntos cardinales de la cuenca del mar Caribe han sido descubiertos grandes depósitos petrolíferos y de gas, entre ellos los mayores del mundo, la República Dominicana, ubicada en el centro, y con presencia de petróleo visible en Azua, tiene que hacer todos los esfuerzos necesarios para desarrollar programas exploratorios que permitan conocer en cuáles zonas podemos tener petróleo y gas en cantidades para explotación y comercialización.

Con esta importante decisión adoptada por el presidente Luis Abinader, se da continuidad de Estado a los esfuerzos realizados desde el pasado año 2019 por el ministerio de Energía y Minas, institución que a finales del pasado año recibió la propuesta formal de la empresa Apache Dominican Republic Corporation, propuesta que fue presentada en un escenario de subasta abierta, y al cumplir con todos los términos de referencia exigidos por el ministerio, incluido el alcance mínimo de 800 unidades de trabajo, alcance que fue sobrepasado favorablemente en 200 unidades, le permitió ganar el derecho de explorar la plataforma marina de San Pedro de Macorís, exploración que puede incluir el uso de reflexión sísmica, gravimetría, magnetometría y perforaciones profundas, como escoja la empresa en base a sus experiencias en cuencas sedimentarias similares, pues Apache es una empresa que ha tenido grandes éxitos en la exploración y en la explotación de petróleo y gas en Estados Unidos, Reino Unido, Egipto y otras partes del mundo.

Pero además de dar todo el apoyo de lugar a la empresa petrolera Apache para que, a la mayor brevedad posible, y sin obstáculos, desarrolle su programa exploratorio, el ministerio de Energía y Minas, y el propio presidente de la República, deben seguir haciendo cuantos esfuerzos estén a su alcance para atraer a otras grandes empresas petroleras para que exploren en cualquiera de los restantes 14 bloques geográficos con potencial petrolífero, ya que en los bloques ubicados en la bahía de Ocoa, en la bahía de Neiba, en el territorio interior de Azua, y en todo el valle de Neiba, o valle del lago Enriquillo, hay grandes posibilidades de presencia de petróleo en el subsuelo, pues en el pozo Maleno I, perforado en el año 1939 por la empresa Petrolera Dominicana, nunca ha dejado de brotar petróleo durante los 81 años que han transcurrido desde su perforación, petróleo que desde entonces fue probado para diferentes fines, y siempre sus resultados fueron satisfactorios.

Y es que la República Dominicana, por su relativa cercanía a los grandes depósitos petrolíferos de la costa caribeña de Venezuela, y por su relativa cercanía a los grandes depósitos petrolíferos del golfo de México, debía estar permanentemente explorando el suelo marino desde la isla Saona hasta la isla Beata, con énfasis en el mar comprendido entre Palmar de Ocoa y Barahona, tal y como lo hicieron los países del norte de África y los países del Medio Oriente, porque el petróleo se forma en extensas cuencas sedimentarias donde animales y plantas quedaron sepultados por toneladas de sedimentos que comprimieron los restos orgánicos, ricos en átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno, hasta convertirlos en moléculas de hidrocarburos que en los últimos 100 años han logrado una transformación industrial y energética mundial superior a la lograda en los anteriores 4,500 años.

Los dominicanos no debemos seguir pensando que el petróleo que durante siglos ha estado corriendo por el cauce del arroyo Higüerito, al noroeste de Azua, y que en 1872 fue reportado por el geólogo norteamericano William Gabb, está ahí por casualidad, ni debemos seguir pensando que el petróleo encontrado en 1939 en el pozo Maleno I, cerca de Higüerito, llegó hasta allí también por casualidad, pues un subsuelo que cuenta con la mina de oro más grande de Latinoamerica, que es la cuarta mina de oro más grande del mundo, y que cuenta con una de las mayores minas de níquel del mundo, bien podría albergar un fragmento de corteza oceánica impregnado de los mismos hidrocarburos existentes en Venezuela y en el golfo de México.

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