Imaginen que la avenida más importante de Washington no se llame Pensilvania, sino Juan Pablo Duarte; y que la Quinta Avenida de Nueva York se denomine Matías Ramón Mella y la Séptima Francisco del Rosario Sánchez; y que la Downing Street o Hyde Park de Londres se llame Gregorio Luperón… ¿Creen que los gringos y los ingleses aceptarían eso?… ¡Imposible!… Por tanto, una pregunta se cae de la mata: ¿Qué meritos en nuestra historia tienen Washington, Churchill, y Kennedy para merecer que las principales avenidas de Santo Domingo lleven sus nombres? (¿No les parece que esa es una soberana estupidez?).

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