En esta ocasión, más que traer un tema de debate o tema de interés, uso esta tribuna para agradecer públicamente a la que ha sido mi casa por los últimos siete años. Cuando este artículo vea la luz ya estaré por otros rumbos distintos a los que me condujeron a formar parte del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, en principio como letrado del despacho del Magistrado Presidente, doctor Milton Ray Guevara y luego como coordinador de letrados del mismo despacho.

Nunca sobra decir que trabajar junto al magistrado Ray Guevara es uno de los privilegios más grandes que me han tocado en mi carrera profesional, no en vano se le reconoció recientemente en el Senado de la República por su brillante trayectoria como profesional del derecho, académico, diplomático, servidor público y magistrado, me llevo la satisfacción de saber que todo homenaje y reconocimiento se queda corto ante su calidad humana.

Durante este transitar junto al siempre maestro Ray Guevara, las enseñanzas en todas las ramas del derecho, la visión de Estado, el manejo de la historia, la confianza y lealtad, han sido el pan de cada día, todos aportes invaluables a lo que soy y aspiro ser como profesional y como persona.

Al equipo de trabajo de la Presidencia del Tribunal Constitucional por colaborar conmigo en los objetivos año tras año, por retarme a asumir posiciones de liderazgo y responsabilidad, contribuir inmensamente en mi capacitación, el apoyo, la confianza y por hacerme parte de los primeros años del máximo intérprete de la Constitución. Agradezco a los magistrados y magistradas, pasados y actuales, y a todo el personal jurisdiccional y administrativo de la Alta Corte (la familia constitucional), por contribuir a que el Tribunal Constitucional de la República Dominicana, en tan sólo 11 años, haya alcanzado un sitial tan alto en el plano nacional e internacional.

Hay que conocer desde dentro como funciona un órgano jurisdiccional para descubrir todo lo que implica cada una de las sentencias que se dictan, desde las que consideremos menos relevantes hasta aquellas que hacen portada de nuestros periódicos por tener la vocación de cambiar los rumbos de nuestra nación, cuanto más si se trata de un órgano que tiene la tarea de proteger la norma suprema y cuyas decisiones son definitivas e irrevocables y constituyen precedentes vinculantes para todos los poderes públicos y todos los órganos del Estado.

Mi gratitud para con los magistrados por la confianza en experiencias tan particulares como la de participar en la conducción del programa La Voz del Tribunal Constitucional, en televisión, radio y streaming, vieron aptitudes que yo mismo desconocía. Las entrevistas a invitados nacionales e internacionales, prepararlas, compartirlas y realizarlas son tesoros que me llevo conmigo. A todo el equipo de producción les agradezco la paciencia y los consejos que me permitieron aportar mi granito de arena, me quedo como un televidente fijo del espacio.

Como le dije personalmente al doctor Milton Ray Guevara, una vez se es servidor constitucional el compromiso es para siempre, llevar como bandera la Constitución, el respeto de los derechos fundamentales y la, siempre necesaria, limitación del poder.

Como dijo la poeta española Elvira Sastre en su libro Días sin ti, “hagas lo que hagas, busca el latido”, es en esa búsqueda que tomo la decisión de volver al ejercicio activo de esta profesión que tanto me apasiona, a los tribunales donde, definitivamente, ese latido se hace más fuerte, pero nos seguiremos viendo por aquí, para compartir siempre de derecho y constitución.

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