I+D, investigación y desarrollo, refiere a las actividades auspiciadas por gobiernos y corporaciones, orientadas al avance del conocimiento científico y la tecnología.

Hay quienes la denominan I+D+I, agregando innovación. Mas a partir de su terminología desde el inglés que corresponde a “research and development” (R&D) que en su traducción es investigación y desarrollo, se entiende que no procede agregar innovación; dado que lo relativo al desarrollo se trata del desarrollo experimental que comprende la innovación.

Se pudiera interpretar erróneamente que I+D es propio de tendencias modernas que nos están indicando avances de la sociedad y del Estado. Mas no es así, la investigación científica y el desarrollo experimental en sus fundamentos son consustanciales a la naturaleza humana.

De una simple mirada -por ejemplo- a lo que fue la sociedad taína, sorprende que eran capaces de transformar su entorno para actividades esenciales como la provisión de alimentos, cosechar la yuca y convertirla en casabe, o hacer transformaciones que devenían en un medio de transporte marítimo como la canoa, con la cual se podían trasladar a otras islas.

Eso que se refiere de los taínos nos permite entender que la capacidad de conocer y transformar la realidad tiene un sustrato antropológico; en su conceptualización actual y sus extraordinarios progresos han pasado a ser ciencia y tecnología con sus expresiones dinámicas de investigación y desarrollo experimental.

De ahí que las sociedades y sus Estados les den la debida importancia a partir de políticas públicas que promuevan los avances de I+D.

No es casual que, liderado por los Estados Unidos y China junto a otros países, los gobiernos y las empresas privadas destinen importantes recursos a I+D. Estados Unidos y China dedican del 2% al 3% de su Producto Internos Bruto-PIB- al avance de la ciencia y la tecnología y que superan respectivamente los 475 mil millones de dólares; la Unión Europea supera ya el 2% del PIB próximo a los 400 mil millones de dólares, dentro de lo cual solo Alemania, que supera los 100 mil millones de dólares, se encuentra próximo al 3% de su PIB; Japón con una gran tradición de proactivas políticas públicas en I+D supera el 3% de su PIB con montos correspondientes próximos a los 200 mil millones de dólares.

No solamente los Estados, también las ciudadanas y ciudadanos de cualquier país deben tener muy presente, dada su trascendencia, los fundamentos de I+D; junto a eso incluir en sus agendas de exigencias a los políticos y a los gobiernos en general la especial atención a la ciencia y la tecnología, en esas dinámicas manifestaciones.

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