En este mes se demuestra con mayor intensidad el protagonismo de la mujer. Fueron despertando y en un santiamén se adueñaron del escenario y ahora son o espectadoras en la primera fila o dirigen la obra. Hoy, el que osare pensar que nosotros somos superiores a ellas peca de tonto; pero no así el que asegura que ellas, en lo que hacen, son más competentes y organizadas que nosotros.

Estamos en el “tiempo de la mujer” y seguirá por los siglos de los siglos. Tenemos heroínas anónimas, madres que llevan toda la carga del hogar, trabajadoras incansables, conserjes en escuelas lejanas, planchadoras y lavadoras con las palmas de las manos agrietadas…, en fin, como nos canta Silvio Rodríguez, “desconocidas gigantes que no hay libro que las aguante”.

En esta ocasión rindo tributo a 4 de ellas, pero ahora famosas, mis preferidas de las que han marcado nuestra historia, dignos ejemplos a seguir y cuyas vidas deberíamos saber de memoria. Me refiero a Salomé Ureña de Henríquez, Ercilia Pepín, Minerva Mirabal y Aniana Vargas.

Salomé Ureña de Henríquez (1850-1849). Es tronco de una de las familias más ilustres de nuestro país y de toda América. Es nuestra poeta nacional. Emprendedora, visionaria. Su obra literaria trasciende fronteras. Fundadora de nuestro primer centro femenino de enseñanza superior. Luchadora incansable por la libertad y para que nuestra nación avanzara. ¡Imitémosla!

Ercilia Pepín (1886-1939). Considerada la primera feminista dominicana y defensora de los derechos de la mujer. Educadora extraordinaria, introdujo en las aulas el uso del uniforme, el lenguaje respetuoso, el dibujo, los mapas, la gimnasia, las artes manuales y los coros. Líder cívica y patriota de marca mayor. Se opuso con gallardía a la invasión estadounidense de 1916. ¡Imitémosla!

Minerva Mirabal (1926-1960). Es nuestra “mariposa” de la libertad. Fue de nuestras primeras doctoras en Derecho. Amante del arte. Luchadora por las mejores causas de la patria. Dama carismática, inteligente, firme. Participó activamente en reuniones que buscaban terminar con el régimen de Trujillo, el cual finalmente la asesinó junto a sus hermanas Patria y María Teresa. ¡Imitémosla!

Aniana Vargas (1930-1956). Es nuestra “Madre de las aguas”. Su nombre es sinónimo de medio ambiente, de defensa de los recursos naturales y de enfrentar las injusticias. Mujer admirable, de temple. Fue acérrima antitrujillista, parte activa del movimiento “14 de Junio” y combatió en la “Guerra de Abril” de 1965. Fundó la “Federación de Campesinos hacia Progreso”, que tuvo un importantísimo rol en la preservación de las cuencas de los ríos Yuna y Blanco. ¡Imitémosla!

Hagamos nuestro listado, incluyendo a las que nos rodean. Y luego de reconocer sus méritos, expresemos con júbilo: ¡Imitémoslas!

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